El Caja Laboral se ha hecho fuerte en su casa y ha aprovechado su condición de anfitrión para deshacerse con relativa comodidad de un CAI Zaragoza que sólo aguantó el primer tiempo. Los de Zan Tabak, que pasan probablemente por su mejor momento de la temporada, se medirán en semifinales al Barcelona.
Comenzaron los maños con fuerza. Querían demostrar que no habían venido aquí de paseo, y que les daba igual el rival que tuvieran enfrente: ellos querían ganar, querían quedarse. Comandados por un enorme Pablo Aguilar (15 puntos y 19 de valoración) se vieron por delante en el marcador durante todo el tiempo.
Hubiera sido un partido complicado para cualquiera, con el CAI crecido y sus mejores jugadores con la mano caliente. Pero el Caja Laboral decidió que no, que esta era su casa, y que nadie podía llevarse nada de aquí. Dos o tres marchas más tras pasar por los vestuarios, la fuerza de un Buesa Arena espectacular, y alguna que otra decisión dudosa del árbitro a su favor permitió un tercer cuarto de ensueño: 29 puntos, y un parcial de 19-2.
Parcial que ya dejó sentenciado el choque. Lo intentaron los de Abós, eso no se lo podrán negar, e incluso llegaron a soñar por momentos con una épica remontadada. Pero los vascos ya no se iban a dejar morder la oreja otra vez. No en su casa. Al final, 88-64, un marcador quizá demasiado excesivo visto lo visto sobre el parqué, pero que concede al Caja Laboral un pase a semifinales más que merecido.