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Argentina y Nigeria jugarán la final del Mundial sub'20 tras eliminar a Brasil y Marruecos

Un gol de Pablo Zabaleta en el tiempo añadido ha dado a Argentina el pase a la final del Mundial sub'20 tras derrotar a Brasil (1-2) en un partido que la albiceleste controló durante buena parte, aunque pudo pagar muy cara su racanería en la segunda mitad. El equipo suramericano luchará por el título el próximo sábado ante Nigeria, que ha goleado a Marruecos (0-3) en la otra semifinal.

Un gol de Pablo Zabaleta en el tiempo añadido ha dado a Argentina el pase a la final del Mundial sub'20 tras derrotar a Brasil (1-2) en un partido que la albiceleste controló durante buena parte, aunque pudo pagar muy cara su racanería en la segunda mitad. El equipo suramericano luchará por el título el próximo sábado ante Nigeria, que ha goleado a Marruecos (0-3) en la otra semifinal.
L D (EFE) En la primera semifinal, fue Brasil la que se lanzó con decisión hacia la portería rival al comienzo, aunque el equipo que tiene a Leo Messi es Argentina. El primer balón que cazó el habilidoso jugador del Barcelona fue dentro de la portería canarinha. Era la primera acción ofensiva de Argentina y significó el 1-0 a los siete minutos de partido. Al igual que sucedió con España, el equipo albiceleste cedió el balón a su rival, dispuso de un buen entramado defensivo y esperó a su contrincante para tratar de largar algún balón a la contra.
 
Así, a los 21 minutos y en un rápido contragolpe, el equipo de Francisco Ferraro volvía a marcar, aunque su gol fue anulado por fuera de juego de Nery Cardozo. El dominio del balón no estuvo acompañado de profundidad ofensiva y el guardameta Óscar Ustari apenas pasó por situaciones comprometidas, ya que el centro del campo y la defensa argentina trabajaron a destajo para frenar las acometidas de Brasil. Al descanso se llegó con el asedio infructuoso de los canarinhos ante la fortificación del rival, que cortó cualquier intento de conexión del medio campo con Bobo o Rafael Sobis, sus dos hombres más adelantados.

En la segunda parte, Argentina tenía muy claro lo que tenía que hacer para cortar el ritmo del partido y recurrió a toda su picaresca. La intensidad del juego fue nula, con el balón en el centro del campo, donde se entabló una batalla infructuosa de la que se beneficiaron los argentinos. Brasil había demostrado durante el torneo que, pese a tener calidad, no andaba sobrada de tanta como en otras generaciones del Mundial juvenil, aunque había paliado esta carencia con su velocidad. Argentina lo sabía y le puso el freno a su rival. Esta tónica se mantuvo hasta el último cuarto de hora y con una grada casi adormecida. Cuando menos parecía que podía variar la situación, apareció un balón colgado sobre el área de Argentina que fue rematado de cabeza por Renato para establecer la igualada.
 
Además, en este segundo período Messi desapareció, quizá engullido por la apatía que quiso transmitir su equipo al partido, en lugar de beneficiarse del jugador con mayor talento que se ha visto, y con diferencia, en Holanda 2005. Brasil tampoco hizo mucho más que el gol en el segundo tiempo y vio cómo Argentina, que en el tramo final se acercó más hasta los dominios del meta brasileño, se aliaba con la fortuna y se llevaba la victoria en el tiempo añadido, con un gol de Pablo Zabaleta que valía su peso en oro. Sin tiempo para más, Argentina se encontró con el premio cuando ya en la mente de todos estaba la prórroga que finalmente no llegó.
 
Nigeria recurre a su superioridad física ante Marruecos
 
En la otra semifinal, Nigeria ha hecho valer su superioridad física y la mayor convicción en la victoria para golear a Marruecos. El equipo centroafricano  trató de imponer su ritmo alocado desde el pitido inicial, un arma que el conjunto de Samson Siasia ha convertido durante este campeonato en un estilo de juego que margina toda rigidez táctica. Frente a ello, los marroquíes apostaban por tapar las acometidas rivales con serenidad y control del juego; es decir, con un fútbol totalmente antagónico. En estas lides, era vital la implicación de sus dos hombres más talentosos, Tiberkanine y El Zhar, que supieron leer perfectamente los primeros compases del encuentro.

Pero el empuje, la fuerza, la rapidez, el ímpetu e incluso la anarquía nigeriana se convirtieron en un vendaval casi incontrolable. Primero avisaron con lanzamientos lejanos que apenas pusieron en peligro la meta de Bourkadi; y luego llegaron las dos amenazas explícitas, primero en un libre directo de Taiwo y después con un balón muerto en el punto de penalti que Owoeri lanzó a la grada. La insistencia tuvo su premio en el minuto 34. Taiwo, de nuevo descolgado de su posición de lateral izquierdo, se topó con otra posibilidad de torpedear el marco marroquí y su disparo cruzado desde fuera del área fue imparable para Bourkadi. El gol sirvió para despertar al conjunto norteafricano, muy inocente en defensa y precipitado en el apartado ofensivo.

Tras el descanso, Marruecos salió con mayor convicción en busca del empate. Sin embargo, fueron los nigerianos quienes pudieron marcar: Adeleye estrelló su remate de cabeza en el larguero y, unos instantes después, el lateral Adefemi se encontró con el mismo obstáculo en un lanzamiento de falta. Y como si el guión de la primera parte se repitiera, de nuevo uno de los carrileros volvía a convertirse en goleador. Adefemi, libre de marca en el segundo palo, hacía el 0-2 en un saque de esquina. Poco después, Ogbuke aprovechó un rechace del portero marroquí para marcar a placer. En los últimos minutos Nigeria incluso pudo ampliar su cuenta ante la impotencia y los malos modos de su rival, que terminó con nueve jugadores sobre el terreno de juego.

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