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Argentina decepciona ante Serbia en el Torneo Internacional de Singapur (64-83)

El debut de Argentina en el Torneo de Singapur dejó más motivos para la preocupación que para el optimismo entre las filas de los campeones olímpicos, que cayeron frente a Serbia y Montenegro sin paliativos (64-83) y parecen continuar a medio camino entre el todo y la nada en plena cuenta atrás para el Mundial de Japón 2006.

L D (EFE) Los albicelestestes siguen sin afinar la maquinaria. Los actuales campeones del mundo, los serbo-montenegrinos, aparte de las notabilísimas ausencias respecto al Europeo 2005, plagadas de hombres con sello NBA, tampoco son el equipo que acostumbran, pero en sus genes anida el abecé del baloncesto. Corre por sus venas y, a pesar de los pesares, sus hombres son capaces de destapar una técnica individual que siempre les hace peligrosos. Argentina está en Singapur para terminar de ponerse a punto. Por lo visto en el primer partido del torneo singapurés tienen que aprovechar los días que faltan para el arranque del Mundial de Japón 2006. Los hombres de Sergio Hernández, con la baja de última hora de Pablo Prigioni por un decaimiento físico generalizado, tuvieron la ocasión ganar una buena ventaja de salida (5-0 m.3) ante la inoperancia ofensiva del equipo 'plavi' y no lo hicieron.

Dejaron pasar de largo una laguna anotadora de los serbios que les habría allanado el camino para un partido cómodo y, lo que es peor, les permitieron acabar el periodo por delante después de un parcial de 0-8 (de 11-8 a 11-16) sin que la formación europea hiciera nada del otro mundo. Todo el bagaje atacante de Argentina en el primer cuarto se redujo a cinco puntos de Luis Scola y dos por cabeza para Pepe Sánchez, Fabricio Oberto y Emanuel Ginobili. Además, tampoco reaccionó en el segundo cuarto. Los serbios, sin hacer nada del otro mundo, sólo tuvieron que aprovechar las recuperaciones de balón, las consiguientes salidas al contragolpe y la siempre sobresaliente mecánica de tiro de sus jugadores para abrir brecha (18-31 m.18).

Carlos Delfino lanzó un flotador a los suyos. El escolta salió desde el banquillo y gracias a sus tiros y acciones individuales evitó que Serbia y Montenegro enfilase los vestuarios con una distancia en torno a los veinte puntos. En dos minutos subieron seis triples al marcador, tres por bando, que parecieron animar el partido. Sin embargo, fue sólo una racha en lo que al cuadro albiceleste se refiere. Delfino le dio aire por constancia y acierto, no por casualidad. La serie de Delfino ajustó el marcador (29-35 m.20). Por desgracia para los argentinos, sólo de forma pasajera porque el descanso tampoco les sentó bien. El castigo más intenso les esperaba en el tercer corte.

Esos diez minutos discurrieron en medio de una cómoda labor para Serbia y Montenegro. Los chicos de Dragan Sakota corrieron casi siempre que lo intentaron, dominaron la pintura con un esfuerzo mínimo y soltaron la muñeca a placer. El roto puso a los suramericanos dieciocho puntos por debajo (46-64 m.30). Veintidós en los últimos segundos (61-83). La única alternativa para Argentina en el periodo final pasó, porque es marca de la casa y seña de identidad de todos sus deportistas, por el corazón y la garra. Dos virtudes que honran a los suyos, aunque insuficientes para reverdecer éxitos cercanos y el Mundial, cada día que pasa, está más cerca.

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