ANÁLISIS: In dubio pro reo, favorezcamos a los campeones del mundo

L D (EFE) Esa jugada final, confusa, rápida y en la que el central Balic lanzó con éxito a portería un golpe franco directo desde 14 metros, llevaba a España a su primera derrota por 29-30 en el campeonato continental, en un ambiente caldeado por los más de dos mil seguidores croatas.

La pareja arbitral, los alemanes Lemme y Ullrich, no dio por válido en primera instancia ese tanto. La grada comenzó a rugir, mientras ya algunos seguidores croatas habían saltado a la cancha para abrazarse con sus balonmanistas. Ese último balón, que vino desde la grada, fue recogido por Balic, quien con un paso lanzó a portería el golpe franco (lo que vulnera el reglamento), al margen de que el tiempo podría haber concluido en pleno vuelo del cuero.

Lemme y Ullrich dudaron. Los croatas seguían rugiendo. Ambos árbitros se dirigieron a la mesa de anotadores. Se les había complicado un partido de por sí difícil pero, sin embargo, bien dirigido..., hasta ese instante. En medio de un mar de dudas, de empujones, gritos y en donde los intereses españoles parecían quedarse mudos ante la ruidosa parroquia croata, que echaba su aliento sobre el cogote de los árbitros, éstos dieron por válido un gol nacido de la incógnita.

Quizá es hora también para el balonmano de que se pueda comprobar mediante vídeo ese tipo de jugadas comprometidas, que tanto daño infringen al perdedor. En golf, por ejemplo, ocurre. Los jueces y árbitros que dudan tienen la posibilidad de ver en vídeo una acción irregular o antirreglamentaria de un determinado jugador, ante la presencia incluso de éste. En otros deportes más profesionalizados también es posible determinar el resultado de una jugada polémica mediante el vídeo. En Liubilana, la balanza arbitral se desequilibró ante el mayor peso de la camiseta del equipo croata, vigente campeón del mundo.