L D (EFE) Alonso ha cubierto las 57 vueltas al circuito de Sakhir -de 5.417 metros- en un tiempo ganador de una hora, 29 minutos y 18 segundos para subir a lo más alto del podio. El asturiano, que en Australia había sido tercero, ha vuelto a exhibirse y, al igual que en Malasia, hace sólo dos semanas, le sacó el mejor partido posible a un R25 que marcha que ni pintado sobre unos neumáticos (Michelín) que potencian sus prestaciones y que van igual de bien a una vuelta que en tandas largas, lo que le permitió al genial piloto asturiano lograr otro doblete: pole y victoria.
Ya van tres en su aún cortísima carrera deportiva. Y las tres con autoridad aplastante. Porque hace dos años, también salió desde la primera posición de la formación de salida en el Gran Premio de Hungría, donde se convirtió en el primer y único español que gana una carrera de Fórmula Uno y el más joven de toda la historia en hacerlo. La jornada comenzó más que bien, porque, a pesar de que los parciales que marcaba Michael Schumacher con su nuevo F2005 asustaban, Fernando no se conformó con mantener la ventaja que había logrado el sábado -de casi cuatro décimas-.
El asturiano la amplió con su R25, dejándola en 445 milésimas sobre el alemán, que avanzó, no obstante, al segundo puesto y salió junto a Alonso en la primera fila, en detrimento de Trulli, que había sido segundo en la primera crono. Era la quinta pole de su carrera, después de las de Malasia y Hungría, en 2003; la de Magny Cours el año pasado y la de hace dos semanas, de nuevo en Sepang, circuito malayo en el que, al igual que en Bahrein, el genial piloto asturiano fue el mejor en ambas sesiones cronometradas, cuyos tiempos se suman -desde esta temporada- para decidir la formación de salida.
De la Rosa, noveno en la primera calificación, mejoró un puesto tras la segunda, por la mañana y arrancó desde la cuarta fila, junto a Christian Klien (Red Bull) que concluyó su actuación nada más darse la salida, en la que se quedó clavado. La escudería del toro rojo deberá decidir esta semana si mantiene al austriaco o si, como estaba previsto se turnará con el italiano Vitantonio Liuzzi, ganador el año pasado de la extinta F-3000. En la salida, Alonso aguantó el ataque en la primera curva de Schumacher -por el interior- y, sobre todo, el de Trulli, por fuera. Se colocó en cabeza tras el primer giro y sólo cedió de forma efímera el liderato al ejecutar sus dos paradas en boxes, la primera en la vigésima vuelta y la segunda en la 41. En ambas ocasiones sólo le cedió el mando a Trulli durante un giro por turno.
La pugna que mantuvo con Schumi, turnándose a la hora de marcar las primeras vueltas rápidas de la carrera fue muy emocionante y, de forma inexplicable no fue seguida atentamente por la realización de la televisión de Bahrein. Fue una pena, porque a tras la undécima vuelta Schumacher se pasó de frenada, se salió en una curva y acabó abandonando por un problema hidráulico. Con lo que Alonso perdió uno de rivales más peligrosos. Sin embargo, el calculador conductor del Principado se expresó con claridad a lo largo del fin de semana, tanto dentro como fuera de las pistas. Su rival era Trulli y así fue. Fernando manifestó tras la carrera que tenía tal seguridad y confianza en las prestaciones de bólido y ruedas que no temía un adelantamiento del alemán fuese decisivo.
Alonso tardó 8.4 segundos en su primera parada, en la que cargó 71 litros, y superado el ecuador de la prueba, en la vuelta 28 y cuando todos los punteros habían efectuado una entrada, el genial piloto asturiano lideraba con 7,6 segundos sobre Trulli y 28 sobre el australiano Mark Webber, sexto al final. Raikkonen era cuarto, a 30.7 y Ralf (Williams) marchaba en quinta posición, a 36.5. En esos momento, De la Rosa rodaba octavo, en los puntos, a 45 segundos de Fernando. Si el asturiano impuso su autoridad aplastante, el catalán protagonizó la carrera más espectacular de cuantos pilotaron hoy en Sakhir. Entró en sustitución del lesionado Juan Pablo Montoya y supo dejar el pabellón alto. En McLaren pueden seguir confiando en él si el colombiano no se recupera para Imola, donde dentro de tres semanas se corre el Gran Premio de San Marino.
De la Rosa pilotó con agresividad, arriesgó a tope y se dio algún que otro paseo, hasta que logró zamparse a un Jenson Button (BAR-Honda) venido a menos en la 32, cuando Alonso, con diez segundos sobre Trulli ya anunciaba una victoria segura. Si la pugna con Button fue bonita, más aún lo fue la que De la Rosa mantuvo con el brasileño Rubens Barrichello -el otro Ferrari, que se fue con un triste noveno- y para levantar a la gente de los asientos el duelo a cuchillo que mantuvo y resolvió de nuevo a su favor, con Webber.
El barcelonés ha completado la mejor carrera de su historial en Fórmula Uno y aportó su granito de arena para fomentar en el paddock la moda española, con un quinto que unió al aplastante y arrollador del crack del Principado. Alonso se paseó hasta la meta y en esta ocasión, respetando las circunstancias, pudo celebrar su triunfo. A diferencia de Malasia, el tubo del líquido funcionó, el de Oviedo pudo beber y no llegó completamente deshidratado a meta.
Ya van tres en su aún cortísima carrera deportiva. Y las tres con autoridad aplastante. Porque hace dos años, también salió desde la primera posición de la formación de salida en el Gran Premio de Hungría, donde se convirtió en el primer y único español que gana una carrera de Fórmula Uno y el más joven de toda la historia en hacerlo. La jornada comenzó más que bien, porque, a pesar de que los parciales que marcaba Michael Schumacher con su nuevo F2005 asustaban, Fernando no se conformó con mantener la ventaja que había logrado el sábado -de casi cuatro décimas-.
El asturiano la amplió con su R25, dejándola en 445 milésimas sobre el alemán, que avanzó, no obstante, al segundo puesto y salió junto a Alonso en la primera fila, en detrimento de Trulli, que había sido segundo en la primera crono. Era la quinta pole de su carrera, después de las de Malasia y Hungría, en 2003; la de Magny Cours el año pasado y la de hace dos semanas, de nuevo en Sepang, circuito malayo en el que, al igual que en Bahrein, el genial piloto asturiano fue el mejor en ambas sesiones cronometradas, cuyos tiempos se suman -desde esta temporada- para decidir la formación de salida.
De la Rosa, noveno en la primera calificación, mejoró un puesto tras la segunda, por la mañana y arrancó desde la cuarta fila, junto a Christian Klien (Red Bull) que concluyó su actuación nada más darse la salida, en la que se quedó clavado. La escudería del toro rojo deberá decidir esta semana si mantiene al austriaco o si, como estaba previsto se turnará con el italiano Vitantonio Liuzzi, ganador el año pasado de la extinta F-3000. En la salida, Alonso aguantó el ataque en la primera curva de Schumacher -por el interior- y, sobre todo, el de Trulli, por fuera. Se colocó en cabeza tras el primer giro y sólo cedió de forma efímera el liderato al ejecutar sus dos paradas en boxes, la primera en la vigésima vuelta y la segunda en la 41. En ambas ocasiones sólo le cedió el mando a Trulli durante un giro por turno.
La pugna que mantuvo con Schumi, turnándose a la hora de marcar las primeras vueltas rápidas de la carrera fue muy emocionante y, de forma inexplicable no fue seguida atentamente por la realización de la televisión de Bahrein. Fue una pena, porque a tras la undécima vuelta Schumacher se pasó de frenada, se salió en una curva y acabó abandonando por un problema hidráulico. Con lo que Alonso perdió uno de rivales más peligrosos. Sin embargo, el calculador conductor del Principado se expresó con claridad a lo largo del fin de semana, tanto dentro como fuera de las pistas. Su rival era Trulli y así fue. Fernando manifestó tras la carrera que tenía tal seguridad y confianza en las prestaciones de bólido y ruedas que no temía un adelantamiento del alemán fuese decisivo.
Alonso tardó 8.4 segundos en su primera parada, en la que cargó 71 litros, y superado el ecuador de la prueba, en la vuelta 28 y cuando todos los punteros habían efectuado una entrada, el genial piloto asturiano lideraba con 7,6 segundos sobre Trulli y 28 sobre el australiano Mark Webber, sexto al final. Raikkonen era cuarto, a 30.7 y Ralf (Williams) marchaba en quinta posición, a 36.5. En esos momento, De la Rosa rodaba octavo, en los puntos, a 45 segundos de Fernando. Si el asturiano impuso su autoridad aplastante, el catalán protagonizó la carrera más espectacular de cuantos pilotaron hoy en Sakhir. Entró en sustitución del lesionado Juan Pablo Montoya y supo dejar el pabellón alto. En McLaren pueden seguir confiando en él si el colombiano no se recupera para Imola, donde dentro de tres semanas se corre el Gran Premio de San Marino.
De la Rosa pilotó con agresividad, arriesgó a tope y se dio algún que otro paseo, hasta que logró zamparse a un Jenson Button (BAR-Honda) venido a menos en la 32, cuando Alonso, con diez segundos sobre Trulli ya anunciaba una victoria segura. Si la pugna con Button fue bonita, más aún lo fue la que De la Rosa mantuvo con el brasileño Rubens Barrichello -el otro Ferrari, que se fue con un triste noveno- y para levantar a la gente de los asientos el duelo a cuchillo que mantuvo y resolvió de nuevo a su favor, con Webber.
El barcelonés ha completado la mejor carrera de su historial en Fórmula Uno y aportó su granito de arena para fomentar en el paddock la moda española, con un quinto que unió al aplastante y arrollador del crack del Principado. Alonso se paseó hasta la meta y en esta ocasión, respetando las circunstancias, pudo celebrar su triunfo. A diferencia de Malasia, el tubo del líquido funcionó, el de Oviedo pudo beber y no llegó completamente deshidratado a meta.