Alonso pone el broche de oro a una temporada perfecta con la victoria en China y el título de constructores para Renault
Mejor no le han podido ir las cosas a Fernando Alonso en su quinta temporada en la Fórmula Uno. Tres semanas después de proclamarse campeón del mundo, el asturiano ha dado a Renault su primer título de constructores al imponerse en el Gran Premio de China, igualando así las siete victorias de Kimi Raikkonen (McLaren-Mercedes). El finlandés ha completado el podio de la última carrera del año, que ha estado repleta de incidentes, junto al alemán Ralf Schumacher (Toyota).
No se puede decir precisamente que el desarrollo de la carrera, pródiga en incidentes desde antes de iniciarse, con una colisión entre el alemán Michael Schumacher (Ferrari) y el holandés Cristijan Albers (Minardi) cuando se dirigían a su puesto en la parrilla de salida, favoreciera al piloto español, ya que las dos neutralizaciones le hicieron perder toda la ventaja que estaba acumulando. La primera de ellas llegó en la vuelta 19, cuando se levantó la rejilla de un desagüe al borde de la pista, que provocó el deterioro de la rueda delantera derecha del coche del colombiano Juan Pablo Montoya (McLaren-Mercedes) y su posterior abandono por la rotura de la suspensión cuando era cuarto, tras Alonso, el italiano Giancarlo Fisichella (Renault) y Raikkonen.
En el momento de la neutralización Alonso constaba con 19 segundos de ventaja sobre Fisichella y diecisiete sobre Raikkonen, que quedaron anulados por la salida a pista del coche de seguridad, momento que aprovecharon todos para repostar. Durante la neutralización, Schumi completaba su annus horribilis con otra salida de pista, pero el abandono de Montoya le permitía finalizar en tercera posición en el campeonato del mundo por delante del colombiano. Cinco vueltas después de liberarse la carrera, el indio Narain Karthikeyan (Jordan) colisionaba contra las protecciones y su coche quedaba en un lado de la pista, con un principio de incendio, obligando a neutralizar de nuevo la carrera, cuando Alonso contaba con cinco segundos de ventaja sobre Fisichella.
Esta nueva interrupción era de nuevo aprovechada por casi todos los pilotos para hacer su segunda parada para repostar y Fisichella tenía que frenar su marcha para permitir que Alonso se incorporara a la pista y los mecánicos estuvieran libres cuando él llegara. En esta operación Raikkonen lograría superar a Fisichella, que además sería sancionado por los comisarios de la Federación Internacional del Automóvil (FIA), por retener mucho la marcha, a un nuevo paso por la calle de boxes, lo que le haría perder luego el tercer puesto en beneficio del alemán Ralf Schumacher (Toyota).
Con las dos paradas realizadas durante las neutralizaciones, Fernando no tenía más que conservar el coche hasta la línea de meta, que cruzó con cuatro segundos de ventaja sobre Raikkonen, conseguía su séptima victoria de la temporada, daba a Renault el título de constructores y cantaba en la vuelta de regreso al podio el "We are the champions", dedicado al equipo.
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