L D (EFE) El encuentro comenzó con dos equipos sin miramientos y funcionando a plenas revoluciones, pases cortos, rápidos y precisos que prometían vistosidad, y es que tanto el Cádiz quería la victoria para ofrecerla a su afición como Víctor Muñoz la necesitaba para seguir ocupando el banquillo zaragocista. El ímpetu local se notó, y de qué modo, cuando ya en el minuto 2 De la Cuesta cabeceó al fondo de la red en jugada ensayada, pero su tanto fue anulado por fuera de juego. Lejos de asustarse el Zaragoza estiró líneas y el brasileño Ewerthon, en el 4, de disparo cruzado, avisó de su peligrosidad, aunque si bien es cierto apareció mucho menos de lo que hubiera querido.
Con un Cádiz más certero a la hora de pisar área, a los 14 minutos llegó la ocasión para Enrique, que recibió entre la defensa rival y ante la oposición de César levantó demasiado el esférico. Fue su aviso, porque en el 16, con un equipo aragonés que había perdido fuelle, Enrique volvió a recibir en el interior del área tras una bonita pared entre Suárez y Pavoni y tras sortear de primer toque a César marcó de cabeza a placer. Soberbio pase de Pavoni y magistral resolución que ponía al Cádiz por delante en el marcador. Sólo cinco minutos más tarde, en el 21, César evitó el intento de gol olímpico de Iván Ania que habría supuesto el segundo tanto local.
De ahí al descanso poco más. El cuadro de Víctor Espárrago supo contemporizar el juego, intentando salir a la contra, mientras que el Zaragoza se perdía en mil pases que no llegaban nunca a Ewerthon y Diego Milito, muy perdidos entre la zaga amarilla. La segunda mitad sirvió para corroborar la inexperiencia de un Cádiz al que le sigue pesando la responsabilidad en casa y se muestra incapaz de leer bien el partido en los momentos determinantes. De ello, lógicamente, se aprovechó el Zaragoza, que si bien mejoró con la salida de Movilla encontró la remontada cuando peor lo hacía. Cosas del fútbol.
Marcó en el minuto 54 Diego Milito, pero su gol fue anulado por presunto fuera de juego. Era el anticipo de lo que podía hacer un equipo al que el propio Cádiz se encargó de dar vida. El cuadro de Espárrago abrió sus líneas en busca de la puntilla, pero se encontró con todo lo contrario. En el minuto 68, con mucho césped por delante, Cani sorteó a varios contrarios buscó el hueco y su disparo cruzado batió a Armando. Golazo que precedió, un minuto después, a un magistral zapatazo de Ewerthon desde fuera del área que limpió la escuadra izquierda local y se apuntó uno de los goles de la jornada.
En dos minutos el conjunto amarillo pasó de la alegría a la desesperación, y el zaragocista de la penuria al festejo de una victoria más que necesaria. El Cádiz intentó salvar los muebles con el empate y tuvo alguna opción, pero no la aprovechó y lo pagó muy caro. A los 78 minutos, Estoyanoff se inventó una jugada por la banda derecha pero su pase fue increíblemente fallado por el argentino Pavoni a puerta vacía en la mejor ocasión de un conjunto andaluz que se acerca a la zona de peligro, mientras que el Zaragoza respira aliviado y ve la luz en medio del túnel en el que parecía sumido
Con un Cádiz más certero a la hora de pisar área, a los 14 minutos llegó la ocasión para Enrique, que recibió entre la defensa rival y ante la oposición de César levantó demasiado el esférico. Fue su aviso, porque en el 16, con un equipo aragonés que había perdido fuelle, Enrique volvió a recibir en el interior del área tras una bonita pared entre Suárez y Pavoni y tras sortear de primer toque a César marcó de cabeza a placer. Soberbio pase de Pavoni y magistral resolución que ponía al Cádiz por delante en el marcador. Sólo cinco minutos más tarde, en el 21, César evitó el intento de gol olímpico de Iván Ania que habría supuesto el segundo tanto local.
De ahí al descanso poco más. El cuadro de Víctor Espárrago supo contemporizar el juego, intentando salir a la contra, mientras que el Zaragoza se perdía en mil pases que no llegaban nunca a Ewerthon y Diego Milito, muy perdidos entre la zaga amarilla. La segunda mitad sirvió para corroborar la inexperiencia de un Cádiz al que le sigue pesando la responsabilidad en casa y se muestra incapaz de leer bien el partido en los momentos determinantes. De ello, lógicamente, se aprovechó el Zaragoza, que si bien mejoró con la salida de Movilla encontró la remontada cuando peor lo hacía. Cosas del fútbol.
Marcó en el minuto 54 Diego Milito, pero su gol fue anulado por presunto fuera de juego. Era el anticipo de lo que podía hacer un equipo al que el propio Cádiz se encargó de dar vida. El cuadro de Espárrago abrió sus líneas en busca de la puntilla, pero se encontró con todo lo contrario. En el minuto 68, con mucho césped por delante, Cani sorteó a varios contrarios buscó el hueco y su disparo cruzado batió a Armando. Golazo que precedió, un minuto después, a un magistral zapatazo de Ewerthon desde fuera del área que limpió la escuadra izquierda local y se apuntó uno de los goles de la jornada.
En dos minutos el conjunto amarillo pasó de la alegría a la desesperación, y el zaragocista de la penuria al festejo de una victoria más que necesaria. El Cádiz intentó salvar los muebles con el empate y tuvo alguna opción, pero no la aprovechó y lo pagó muy caro. A los 78 minutos, Estoyanoff se inventó una jugada por la banda derecha pero su pase fue increíblemente fallado por el argentino Pavoni a puerta vacía en la mejor ocasión de un conjunto andaluz que se acerca a la zona de peligro, mientras que el Zaragoza respira aliviado y ve la luz en medio del túnel en el que parecía sumido
Ficha técnica del partido
Zaragoza, 2: César, Cuartero (Zapater, m.46), Alvaro, Gabi Milito, Toledo, Generelo (Oscar, m.56), Ponzio, Celades (Movilla, m.46), Cani, Ewerthon y Diego Milito
Goles: 1-0, M.16: Enrique. 1-1, M.68: Cani. 1-2, M.69: Ewerthon.
Árbitro: Pérez Burrul (Comité Cántabro). Amonestó a los locales Suárez y De la Cuesta y a los visitantes Gabi Milito, Celades, Ewerthon y Toledo.
Incidencias: Partido correspondiente a la decimoséptima jornada de Primera división disputado en el estadio Ramón de Carranza ante unos 18.500 espectadores. Terreno de juego en buenas condiciones.