Alonso acaba tercero en Brasil y mantiene vivo el sueño de ser campeón

El Gran Premio de Brasil ha sido menos accidentado de lo deseado para los intereses de Fernando Alonso, pero su talento y, sobre todo, las ganas por ganar la tercera corona de la F1 le han hecho luchar desde el principio para no perder demasiados puntos con los coches de Red Bull. Los dos monoplazas austriacos –sobre todo Vettel, que no cedió el liderato ni una sola vuelta– han sido claros dominadores de la carrera disputada en el circuito de Interlagos y han ajustado más si cabe el Mundial, que definitivamente se decidirá el próximo domingo en el circuito de Yas Marina en Abu Dabi.

La pole conseguida el sábado por Nico Hülkenberg no ha sido tan decisiva como se preveía, sobre todo porque los Red Bull se deshicieron en la salida del piloto alemán de Williams sin mayores problemas. Más dificultades tuvo un Alonso que, tras arrebatarle a Lewis Hamilton la cuarta plaza, se vio obligado a gastar varias vueltas para poder superar al de Williams. El piloto asturiano era el que más tenía que perder si arriesgaba en pista, pero sabiendo de la importancia de cada punto que pudiera ceder a Webber y Vettel, Alonso rebasó a Hülkenberg y se fue a la captura de los Red Bull.

El F10 no pudo con la mecánica del 'toro' y se tuvo que conformar con presionar a los dos pilotos, Vettel y Webber, a la espera de un fallo que esta vez no se produjo. A pesar de que en la vuelta número 20 un accidente de Vitantonio Liuzzi provocaba la salida del safety car, poco cambió en la cabeza de carrera para sorpresa del equipo Ferrari, que veía cómo los Red Bull se tiraban piedras contra su propio garaje. El equipo que dirige Christian Horner no dispuso de las órdenes de equipo para asegurar que uno de sus pilotos, Mark Webber, pudiera ganar la carrera y prácticamente asegurarse el Mundial.

Pero las preferencias del equipo austriaco hacia Vettel, en detrimento de Webber, ponen un poco más fácil a Alonso el título la próxima semana en Abu Dabi, donde el ovetense depende de sí mismo. Le vale con ser primero o segundo y dará igual lo que haga el resto de pilotos. Si Vettel gana el próximo domingo, será suficiente con que sea quinto, pero si es Webber es el que vuelve a lo más alto del podio, Alonso deberá ser segundo para ser campeón. Lo cierto es que si Red Bull hubiera apostado por Webber, Alonso lo tendría bastante más difícil y debería quedar necesariamente por delante del australiano para ganar el título.

Una situación que nos recuerda bastante al año que Alonso perdió el Mundial en 2007 por un punto, por la falta de apoyo del equipo McLaren que se volcó con el recién llegado Lewis Hamilton. Fernando Alonso ha cumplido el programa previsto: subir de nuevo al podio y llegar a los Emiratos Árabes como líder cediendo el menor número de puntos posibles.

Con este nuevo doblete, el equipo Red Bull se ha proclamado campeón del mundo de constructores a una carrera de que finalice la temporada, demostrando así el potencial técnico. La carrera de Interlagos ha estado medida al milímetro por todos los equipos, sabedores de que no podían fallar. La brillante actuación de Alonso le siguen colocando como el hombre a batir, aunque si de mecánicas se trata es el coche de Red Bull al que hay que ganar, por su más que evidente superioridad en pista.

Los que se ha apeado del campeonato son los dos hombres de McLaren. Jenson Button ha sido quinto y ya no tiene opciones matemáticas al título, mientras que Hamilton cruzaba la meta en cuarta posición y necesita un milagro en Abu Dabi.

Después de lo visto a lo largo de la temporada, parecía claro que el Mundial tenía que decidirse en la última carrera, el próximo domingo en Abu Dabi. Allí la técnica será determinante, pero también lo serán los nervios y la templanza de los candidatos al Mundial de pilotos. Sólo quedan seis días para conocer al nuevo campeón mundial de Fórmula 1.