La Liga española arrancó este sábado con las butacas vacías. En pleno mes de agosto, con el público de vacaciones y con unos horarios indecentes –el último choque de la jornada empezó a las 23:00 horas en Mallorca-, la Liga comenzó prácticamente sin público. El único estadio que tuvo una afluencia decente fue Balaídos, que vibró con el regreso del Celta a Primera cinco años después.
Todo lo contrario sucedió en Escocia. Los aficionados del Glasgow Rangers dieron todo un ejemplo de fidelidad y amor a unos colores. El club escocés se vio abocado a la refundación debido a las deudas e inició hace dos semanas su calvario por las divisiones inferiores del fútbol escocés.
Este sábado, el equipo protestante jugó su primer partido en Ibrox Park de la temporada ante el East Stirling. El Rangers metió en su estadio a 49.118 personas, lo que constituye un récord para la cuarta división –Third Division- en Gran Bretaña.
El Rangers bate así el record que hasta entonces tenía el Cristal Palace, que metió a 37.774 personas en su partido ante el Millwall en 1961 en la desaparecida Fourth Division.