Después de ganar la medalla de plata por la mañana, el palista catalán Saúl Craviotto completó ayer uno de los días más felices de su vida al conocer la noticia de que iba a ser el abanderado de la delegación española en la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos.
"Es un momento muy emocionante y para mí es un orgullo ser el abanderado de la clausura", comentó Craviotto, que curiosamente ya fue uno de los candidatos a portar la bandera en la inauguración, una vez se conoció la noticia de que Nadal, el primer elegido, no podía acudir a la cita. "Al final Pau fue el mejor abanderado posible", declaró el palista. Ahora le llega su momento.