Ya está. Por fin ha concluido el culebrón Dwight Howard. Y como apuntaban los rumores, el pívot terminará recalando en los Lakers. Eso sí, a cambio, no se ha marchado Pau Gasol, que parecía algo bastante probable. Tras una rocambolesca operación a cuatro bandas, es Bynum quien abandona Los Angeles.
Este movimiento, no obstante, plantea una cuestión inmediata. ¿Se han convertido los Lakers en el mejor equipo de la NBA? A tenor de los movimientos realizados este verano, podría decirse que sí.
Porque no sólo ha conseguido la continuidad de sus dos mejores jugadores, Kobe Bryant y Pau Gasol –considerado por toda una eminencia uno de los cinco mejores jugadores del planeta-, sino que se ha reforzado con otras dos grandes piezas, enormes piezas, dominadoras en su sitio.
El de Dwight Howard es, desde luego, un fichaje que catapulta a cualquier equipo. El mejor center de la NBA llega a Los Angeles para conquistar un anillo tras otro y, de paso, ser el heredero en la franquicia de Bryant, quien ya ha dejado claro que en dos o tres años llegará su retirada.
Pero es que además del ex de los Magic también ha llegado al equipo angelino Steve Nash, uno de los mejores directores de orquesta de la NBA, uno de aquellos jugadores que siempre hace mejorar a sus compañeros. Sobre todo, a los que juegan por dentro. Pau Gasol será uno de los mayores beneficiados.
Alguno podrá tener dudas por la edad del canadiense -38 años tiene el mozo-, pero los que hayan visto la última temporada de los Phoenix Suns sabrán que no hay lugar a ellas. El dos veces MVP de la NBA pasa por uno de sus mejores momentos. Por algo, en Estados Unidos ya le apodan Benjamín Button.
Está claro, con un quinteto formado por Nash, Bryant, World Peace –antes Artest-, Pau Gasol y Dwight Howard será complicado que ningún equipo pueda plantarle cara a los Lakers. Los Miami Heat tienen un año para reaccionar.