Visiblemente emocionada, la badalonesa no se creía que había ganado la medalla. Consiguió la plata con 2:05.25, sólo superada por la china Liuyang Jiao, quien batió el récord olímpico con un registro de 2:04.06. "No me lo creo todavía. He nadado como un tiro, muy bien, muy confiada, lo he dado todo en los últimos 50 metros y lo he conseguido", ha dicho.
La española cree que después de este éxito "vale la pena todo" y ha agradecido a su familia, a su entrenador, a su psicólogo y a los compañeros de club la ayuda prestada. "Por eso, esta medalla no es solo mía, sino de toda la gente que ha estado conmigo".
Después de la carrera, Mireia Belmonte ha hablado por teléfono con sus padres, que se encuentran en Badalona, y ha admitido que no podía casi hablar. "Mi madre y yo estábamos calladas durante toda la llamada", ha explicado.
La nadadora, que todavía tiene pendiente su participación en la prueba de los 800 libres, con opciones de ir a la final junto a la también barcelonesa Erika Villaécija, ha admitido que antes de venir a los Juegos no hubiera apostado por conseguir una medalla en esta prueba. "Antes de nadar estaba como un flan, pero me sentía bien, estaba nerviosa pero con nervios buenos. ¿Celebrarlo? Hasta el día 3, si me meto en la final de 800, no puedo celebrar nada", ha dicho.
"Cúmulo de emociones"
Pensaba que iba a ser muy complicado, pero siempre ha confiado en el trabajo que le ha marcado Frédéric Vergnoux, quien desde que se hizo cargo de su carrera había dicho que la española "no tenía límites". "Siempre he pensado que si he entrenado bien, algo tendrá que salir tarde o temprano. Nadar cada día me ha beneficiado. He entrado bien en la competición estos días, he cogido experiencia y me he ido quitando la presión de nadar en una piscina tan grande, eso era importante", ha dicho.
Nada más llegar, lo primero que ha hecho ha sido mirar la luz del podio, que marca las tres primeras clasificadas en cada carrera. "Cuando la he visto iluminada, he sentido un cúmulo de emociones", ha explicado.
En la carrera, Belmonte ha dicho que se fijaría en las dos nadadoras chinas (Liuyang Jiao y Zige Liu), pero que en la mariposa las referencias no se tienen. "Sólo en los virajes", ha dicho. "Sabía que había pasado primera por el último viraje (por 36 centésimas), he intentado apretar, pero he visto a la china al lado y no he podido más", ha explicado Belmonte, quien ha comentado que no tenía ninguna táctica: "Sólo ir para adelante, no tener miedo y tener mucha confianza en mí misma".
"Nina ha sido como mi madre"
La nadadora ha tenido también un recuerdo para Nina Zhivanevskaia, que se colgó el bronce en la prueba de los 100 metros espalda de Sydney 2000. "Nina ha sido mi madre en la natación. Hablé con ella antes de llegar aquí. Para mí es un honor compartir el medallero con ella", ha dicho.