Había mucha expectación para ver el duelo estadounidense entre Ryan Lochte y Michael Phelps en la final de 400 estilos. Entre los dos, grandes dominadores de la natación mundial, debía disputarse el oro.
Sin embargo, sólo el primero de ellos cumplió con las expectativas. Y de qué manera. Casi desde el primer 50 se destacó en cabeza, y la única emoción residió en si sería capaz de batir el récord mundial de la prueba. Se quedó a las puertas.
Más o menos podía esperarse la exhibición de Lochte, pero nunca el mal resultado de Michael Phelps. Y es que el de Baltimore sólo pudo ser cuarto. A medida que fue avanzando la carrera se fue hundiendo, permitiendo que el brasileño Pereira, plata, y el japonés Hagino, bronce, lo adelantaran.