Pau Gasol, el más alto de los 204 abanderados que desfilaron, desfiló con la bandera española y con una sonrisa de oreja a oreja en la cara que era difícil de borrar y que expresaba su emoción y el hecho de estar viviendo una experiencia difícil de olvidar.
Desfiló con la bandera en la mano y con el espíritu de Nadal en la cabeza. La lesión del tenista hizo posible que Gasol fuese el abanderado y llevase la enseña nacional. Su percha sirvió para mostrar, poco, el polémico traje de la firma Bosco. Gracias al frío, Pau se abrochó las grecas de la corbata, que era horrible. Lo único con lo que no pudo desfilar del traje oficial fue con los zapatos. No llegaron a tiempo y calzó unos náuticos de color marrón.
Tras la ceremonia, el de Sant Boi expresó lo que había vivido en el estadio olímpico: "Qué bonita experiencia, nunca lo olvidaré".