El patriotismo británico sale a escena en el All England Club
El entusiasmo en el Reino Unido por Murray estaba presente y se sentía desde el centro de Londres hasta el barrio de Wimbledon.
Conocido es, desde siempre, el patriotismo británico y famosa es, también desde siempre, la tendencia que tienen los habitantes del Reino Unido a sacar de casa la célebre Union Jack a la más mínima oportunidad. Sin embargo, el día de ayer, 8 de julio, no era una fecha cualquiera. Un británico disputaba la final del torneo de Wimbledon, el Grand Slam más british, por primera vez desde 1938.
Ayer, domingo, todo en el Reino Unido giraba en torno a ese joven escocés de 25 años que, apenas dos días antes, había hecho historia en el deporte británico al alcanzar la final del torneo y convertirse en el primer tenista de las islas en lograrlo desde Bunny Austin en los años 30.
El entusiasmo de sus aficionados estaba presente y se sentía desde el centro de Londres hasta el barrio de Wimbledon, donde está situado el legendario club. Camisetas, gorras, jerséis, banderas, gorros, bufandas, gafas de sol, la 'Union Jack' poblaba el transporte público de la capital y cualquier prenda servía para mostrar con orgullo que, por primera vez en más de tres cuartos de siglo, un británico se jugaba el título.
Ya en el club, todos esperaban, impacientes, a que comenzara el encuentro; los aficionados bebían champán y degustaban las tradicionales fresas con nata en la famosa Henman Hill, la colina donde, gracias a una pantalla gigante, se retransmitía el partido para quienes no tuvieran entrada para la pista central.
En la abarrotada colina se sentía ese patriotismo tan propio de los británicos que, además, a raíz del reciente Jubileo de Diamantes de la Reina Isabel II hace unas semanas, aumentó varios enteros. En una pista central abarrotada por 15.000 almas que se desgañitaban en cada punto de su tenista, los continuos "¡Vamos, Andy!", "¡Te queremos, Andy!" o "¡haz que el Reino Unido se sienta orgulloso, Murray!", no dejaban de oirse entre el gentío.
La lluvia, que volvió a hacer acto de presencia en el All England Club, sirvió también para que los presentes sacaran de sus bolsos sus paraguas y chubasqueros bañados por los colores rojo, azul y blanco de la bandera del Reino Unido y mostrar orgullosos su apoyo al tenista. Sin embargo, y pese al empuje continuo de los aficionados presentes, Murray no pudo seguir lo pasos de Fred Perry, último británico en hacerse con el trofeo, en 1936, y fue derrotado por el ya legendario Roger Federer por 4-6, 7-5, 6-3 y 6-4 en tres horas y 24 minutos.
El suizo puso una vez más a trabajar su muñeca mágica y embriagó a los presentes con un tenis de altos quilates y unos puntos deliciosos, propios del mejor tenista de la historia. Pese a la victoria de Federer, siete veces campeón en el All England Club (2003, 2004, 2005, 2006, 2007, 2009 y 2012), el público no cesó de aplaudir y animar a su tenista, que, solo con haber llegado a la final y plantado cara al ahora número uno del mundo, ya es considerado entre los aficionados al tenis en el Reino Unido como uno de los grandes, al nivel del mítico Fred Perry.
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