Toda la vida con el mismo cuento. Suerte, de rebote, injusto... han sido los calificativos que han acompañado los triunfos de la selección italiana. Nada más lejos de la realidad. De esa forma pretendía restarse méritos a un combinado que, basando su juego en la fortaleza defensiva, siempre cosechaba resultados.
Tras el fracaso del Mundial 2010 –sí, Italia también ha vivido muchos fracasos–, Cesare Prandelli dio un lavado de cara a la azzurra, aprovechando lo mejor del fútbol tradicional italiano y lo mejor del fútbol de hoy, más vistoso, más alegre, más romántico.
El exentrenador de la Fiorentina y el Parma, entre otros clubes, dejó claro desde el primer momento que los resultados también podían llegar tratando con amor el balón, algo que costó digerir en el país transalpino. Ahora, tras los resultados obtenidos, todos ya se han olvidado y han dado la razón a un técnico que en su llegada fue tildado de bravucón.
Pero el César italiano sabía qué podía cambiar y qué no. La defensa en Italia es sagrada y ha optado por no innovar en esa línea. Centrales contundentes, aguerridos, bravos por alto y por bajo; laterales que ofrecen mayores prestaciones en defensa que en ataque, pero que no rechazan subir cuando se presenta la oportunidad. Lo de toda la vida, vamos.
Además, ha sabido aprovechar el excelente campeonato de la Juventus para consolidar uno de los mayores problemas de cualquier selección: la compenetración entre los mimbres. Tres de los cuatro zagueros juegan en la Vecchia Signora: Barzagli y Bonucci –ojo con la inmensa Eurocopa que está jugando este futbolista– y Chiellini, habituado ahora a jugar en el carril zurdo.
En el diestro es el único sitio en el que aún tiene dudas el seleccionador. Abate parte como favorito, pero el gran encuentro de Balzaretti ante Alemania puede hacer que continúe en el once. También Maggio, titular en el primer partido ante España, cuenta con opciones, aunque su estilo se adapta más al 5-3-2 que al 4-3-1-2 que dispondrá en la final. Y todo eso, claro, con Gianluigi Buffon, uno de los mejores guardametas de la historia, en la portería. Así, todo resulta mucho más sencillo...
Remodelando el centro del campo
De la defensa hacia delante sí se ha atrevido Prandelli a modificar la ideología italiana. Ya lo hizo en sus equipos de la Serie A, pero parecía complicado que repitiera en la selección. Su primer concepto fue el de rodear a Andrea Pirlo de jugadores talentosos; de ese modo, el centrocampista ahora de la Juve brilla más –no en vano, se postula como mejor jugador de la Eurocopa–, y además Italia encuentra más vías de salida ante una buena presión rival.
De Rossi, el romano por excelencia, el más parecido a lo que siempre había jugado en el centro del campo italiano, es su escudero; Marchisio, también de la Juve, su socio. Incansables en el trabajo, aportan claridad y precisión en la creación del juego, y mucho, mucho peligro en sus llegadas al área contrario.
Pero la clave de este sistema y de este nuevo concepto italiano radica en Montolivo. Él es el elegido para enlazar el trabajo de atrás con el talento de arriba. Le sobra calidad para hacerlo, aunque en ocasiones el sacrificio defensivo exigido le resta clarividencia en los últimos metros. El gran encuentro ante Alemania ha devuelto la confianza necesaria a un jugador que puede resultar crucial en uno de los centros del campo más ofensivos que se recuerdan en el fútbol italiano.
Y arriba, la magia, la locura, el carácter, el talento. Prandelli ha prescindido del típico nueve grande y goleador tan habitual en el Calcio. Desde el primer momento lo hizo. Cassano era su elegido para comandar ese nuevo planteamiento. Fantantonio ha encontrado este verano el mejor momento de su vida, justo nueve meses después de que un ictus amenazara su carrera futbolística.
Su socio no puede ser mejor para él: Mario Balotelli, Super Mario. Vicente del Bosque ha dicho de él que es uno de los delanteros más completos del planeta. "Es rápido, técnico, sabe regatear y va fenomenal con la cabeza". Bueno, eso último ya es muy discutible. Para rematar, seguro; pero para pensar, no. Ahí radica el principal hándicap del delantero del Manchester City, con unos pasajes de locura transitoria sólo parangonables con su inmensa calidad.
No tendrá mucho que ver la Italia de este domingo a la del primer partido de la Eurocopa ante España. Nada de cinco defensas, nada de dos guerreros junto a Pirlo. Prandelli lo ha dejado claro. Vistos los encuentros de cuartos de final ante Inglaterra y de semifinales frente a Alemania, es más que comprensible. Italia sabe que puede derrotar a España. En eso sí que volvería a ser la vieja Italia. La que nunca ha perdido. La que nunca se ha perdido.