Falta poco, muy poco, para que arranque la otra semifinal de la Eurocopa. Después de que España se clasificara ayer brillantemente ante Portugal, los de Del Bosque esperan rival. Será Alemania o Italia. La primera sería lo esperado, lo que todos vaticinaban antes de arrancar la competición; la segunda, la sorpresa, la revelación, la gran sensación del europeo.
Cesare Prandelli, el director de orquesta italiano, tiene un único problema en la banda derecha. Abate no ha podido recuperarse a tiempo y eso, unido a la baja por sanción de Christian Maggio, ha provocado que sea el jugador del Palermo Federico Balzaretti quien vaya a ocupar esa demarcación.
Por tanto, Italia jugará con Balzarreti en el carril diestro, Chiellini en el zurdo, y Barzagli y Bonucci en el centro de la misma. Ojo al detalle; de los cinco jugadores de la última línea, cuatro son de la Juventus. El actual campeón de la liga italiana.
En el centro del campo buscará el equilibro entre la contundencia de De Rossi, el sacrificio de Marchisio y la calidad de Andrea Pirlo, sin duda uno de los jugadores que más en forma ha llegado a la competición. Por delante de ellos Montolivo, que por fin ha mostrado el nivel que venía mostrando hace no tantos meses y que le mereció la confianza de su entrenador. Y la pareja de ataque, la de siempre, esos dos genios locos: Mario Balotelli y Antonio Cassano.
Alemania, precavida
Pese a que la selección de Joachim Low parte como gran favorita, éste no ha querido mostrar ningún síntoma de confianza y ha preparado el partido a conciencia, como lo que es, una semifinal de una Eurocopa. Ha gozado además de dos días más de descanso, algo por lo que se ha quejado, y mucho, la azzurra.
La prensa germana, que se ha cebado esta mañana contra los futbolistas italianos, apunta a un once con algunas variaciones, en el que estarían Neuer en portería; Boateng, Hummels, Badstuber y Lahm en defensa; Khedira y Schwensteiger en el doble pivote; Podolski por la izquierda, Özil por el centro, Kroos por la derecha y Mario Gómez como nueve.
Un once que deberá soportar la presión de ser la apuesta de todos pero, sobre todo, la de luchar contra la historia. Y es que no hay que olvidar que nunca Alemania se ha impuesto a Italia en un encuentro de Eurocopa o de Mundial. Los de Prandelli se aferrarán a ello. Querrán seguir con la tradición.