Cuando oímos el nombre de la selección de fútbol de Portugal, todos pensamos en Cristiano Ronaldo. Es inevitable. Es la estrella del equipo y de la competición. De su rendimiento depende la capacidad de éxito de sus compañeros. Sin embargo, el conjunto luso no es sólo CR7. Basta con ver los cuatro partidos anteriores de esta Eurocopa para darse cuenta de ello.
Después de caer contra España en los octavos de final del Mundial de Sudáfrica, las Quinas remodelaron su equipo, comenzando por el banquillo. El inexperto Paulo Bento sustituyó a un Carlos Queiroz que se marchó por la puerta de atrás entre críticas y enfrentamientos con algunos futbolistas. Desde el primer momento dejó claro su sello.
Y ése no es otro que el de un equipo aguerrido, que no renuncia al balón pero al que no le importa que el peso del partido lo lleve el rival. Una selección que prefiere correr a la contra, con transiciones rápidas y pocos toques de balón, a buscar el ataque en estático. Que antepone el músculo a la calidad en la medular, esperando que los de arriba, especialmente Ronaldo y Nani, decidan en jugadas aisladas. Y que se basa, sobre todo, en una defensa sólida. Muy sólida.
Una selección muy madridista
El jefe de esa defensa no es otro que el zaguero del Real Madrid Pepe. El futbolista de origen brasileño está demostrando en esta Eurocopa que, cuando tiene la cabeza calmada, es de los mejores centrales del planeta, si no el mejor. Sobrio, contundente, impenetrable, ayuda en la salida del balón e incluso se atreve a subir con peligro. Su pareja en el eje de la zaga, Bruno Alves, está cuajando una magnífica competición, dejando claro que si está en el Zenit de San Petersburgo es únicamente por cuestiones económicas.
En los laterales tiene Portugal una de sus principales armas. Joao Pereira y Fabio Coentrao son dos puñales que constantemente suben la banda con calidad y, sobre todo, con inteligencia. El primero, reciente fichaje del Valencia, se ha destapado como una de las grandes sensaciones de la Eurocopa; el segundo ha constatado por fin que es un gran futbolista y que el Real Madrid no se equivocó tanto a la hora de abordar su fichaje el pasado verano. Ante España se espera que ataquen menos de lo habitual, pero los de Vicente del Bosque deberán estar atentos. Cualquier subida suya llevará peligro.
En el centro del campo, Paulo Bento dispone un muro prácticamente infranqueable. Raúl Meireles, Joao Moutinho y Miguel Veloso forman un trivote en el que la calidad brilla por su ausencia, pero cuyo derroche físico y poderío no termina nunca. Los tres futbolistas destacan por su rigor táctico, mucho más acertados en facetas defensivas que ofensivas, siendo más destructores del juego que canalizadores del mismo. Su misión en ese sentido es clara: que el balón tarde lo menos posible en pasar de la defensa al ataque, preferiblemente a las bandas.
Y es ahí donde radica el punto fuerte de Portugal. Aunque tienen total libertad de movimientos, tanto a Nani como a Cristiano Ronaldo les gusta arrancar desde la banda para acabar en el centro. Del madridista poco podemos apuntar que no se sepa ya. Se trata del mejor futbolista del mundo con permiso de Leo Messi, llega en buena forma a la competición y además tiene entre ceja y ceja el Balón de Oro de esta temporada, para lo cual es vital cuajar una gran Eurocopa.
Pero su compañero y socio en ataque no le va a la zaga. Pese a su cargante irregularidad, el jugador del Manchester United ha vuelto a destacar este año en la Premier y ha brillado con luz propia en lo que llevamos de competición. Nani rebosa talento por todos los costados y cualquier balón que toca en la zona de tres cuartos se convierte en peligroso. Cristiano y él son las dos esperanzas de las Quinas. De su acierto o desacierto depende el éxito o el fracaso portugués.
Por delante de ambos estará el nueve, un mal histórico para Portugal. Hélder Postiga, un delantero que no ha brillado especialmente esta temporada en el Zaragoza, era el elegido. Pero su lesión ante la República Checa le impedirá jugar frente a España. Ahora Paulo Bento es un mar de dudas. Hugo Almeida es lo más parecido que tiene, pero el futbolista del Besiktas ha llegado a la cita en un estado físico desolador. Nélson Oliveira, por el contrario, es la frescura, la juventud y un jugador mucho más talentoso que su rival por el puesto. Sin embargo, su falta de experiencia le puede perjudicar ante un partido de tal magnitud.
Ahí está la única incógnita de un once luso que por el resto está definido. Un once que, vistas sus características y, sobre todo las del rival, tratará de imponer a España un partido físico, de desgaste. Conscientes de que no podrán arrebatarle el balón a los de Del Bosque, y con poca voluntad de ello, basarán su juego en pisar el área rival lo más rápido posible, sirviendo de inmediato los balones a Ronaldo y Nani.
Los laterales, Jordi Alba y Álvaro Arbeloa, tendrán mucho trabajo. Pero sobre todo será clave el trabajo del doble pivote, de Busquets y Xabi Alonso, en las ayudas defensivas. Si lo ejecutan correctamente, el peligro luso se verá reducido drásticamente. Y los demás ya se encargarán de intentar penetrar ese muro casi infranqueable que forma Portugal. Con la calidad que atesoran los nuestros, no será desde luego una quimera.