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Siete razones para echar a los franceses de la Eurocopa

El sobaquillo de Arconada, el penalti de Raúl, la noche negra de Hannover... Hay muchos motivos para la revanche ante nuestra bestia negra.

El partido de cuartos de final de la Eurocopa que las selecciones de España y Francia juegan este sábado en Donetsk (Ucrania) es un episodio más de la enconada rivalidad deportiva que ambos países mantienen desde ya hace unas cuantas décadas.

Lo cierto es que en nuestro país se vive con más fuerza un pique deportivo contra Francia que contra Portugal. Porque allí, en el país galo, miran con asombro y envidia los éxitos del deporte español: desde Rafa Nadal a Alberto Contador, pasando por los títulos mundiales y europeos conseguidos por las selecciones de fútbol y baloncesto. No pierden ripio los guiñoles de Canal+ Francia, con sus desmedidas dosis de chovinismo, para atizar a nuestros atletas, a los que acusan de dopaje con sus simpáticos sketches.

Y es que no pueden tener el orgullo más herido porque, además, si hay un escenario frecuente de los éxitos españoles, ése es Francia. Además de Nadal, el mejor tenista de la historia en tierra batida con sus siete títulos en Roland Garros, otros siete españoles han triunfado con sus raquetas en el Grand Slam parisino: el primero en hacerlo fue Manolo Santana y luego le siguieron Andrés Gimeno, Arantxa Sánchez Vicario, Sergi Bruguera, Carlos Moyá, Albert Costa y Juan Carlos Ferrero.

No paran de ganar los españoles en la pista Philippe Chatrier, mientras los tenistas franceses son incapaces el do de pecho en casa. No en vano, el último jugador galo que se impuso en el cuadro individual masculino fue Yannick Noah, allá por 1983. Han pasado ya 29 años de aquello.

También los parisinos Campos Elíseos son coto de éxitos para los ciclistas españoles: desde Federico Martín Bahamontes, que ganó el Tour de Francia en 1959, otros seis españoles han acabado vistiendo de amarillo en la mejor carrera ciclista del mundo: Luis Ocaña, Pedro Delgado, Miguel Induráin –cinco triunfos consecutivos–, Óscar Pereiro, Carlos Sastre y Alberto Contador. Dos Tours tiene el madrileño en su palmarés, que bien podrían haber sido tres si el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) no le hubiera desposeido del tercero, conquistado en 2010, por una infracción no probada.

Antes, hace tres años, a los organizadores de la Grande Boucle debió de sentarles como un tiro el triunfo de Contador porque hicieron sonar el himno danés, en otra muestra más de ninguneo hacia el deporte español. La enésima.

Tampoco se puede olvidar lo ocurrido en el último Eurobasket disputado el año pasado en Lituania, cuando la selección española de Sergio Scariolo superó a Francia por partida doble y con sendas palizas: primero en la segunda fase (69-96) y luego en la final (98-85).

Pero la cosa cambia en el fútbol. Aunque España tiene un balance favorable contra Francia en los 30 partidos que han jugado –trece victorias, seis empates y once derrotas–, lo cierto es que nunca ha podido ganarla en partido oficial, con un saldo de un solo empate y cinco derrotas. Desde la final perdida en la Eurocopa de 1984 contra la Francia de Michel Platini hasta la eliminación en octavos de final del Mundial 2006 con Zidane, pasando por el penalti que Raúl falló en 2000.

Fueron derrotas muy dolorosas, en momentos importantes y decisivos, que resumen los precedentes de España en competición contra su vecino. Sí le ha vencido en los amistosos, el más reciente el 3 de marzo de 2010, cuando se impuso por 0-2 en Saint Denis. Pero aún no ha podido hacerlo en los grandes torneos. Tal vez este sábado, con el pase a semifinales de la Eurocopa de Polonia y Ucrania en juego, se rompa la estadística.

A continuación desgranamos los momentos más dolorosos para el deporte español ante los franceses:

1. El gol de Platini. En la memoria queda la final de la Eurocopa de 1984, cuya fase final se disputó en suelo francés. El 27 de junio, en el estadio Parque de los Príncipes de París, los Platini, Tigana, Luis Fernández o Giresse doblegaron a la España de Arconada, Camacho, Julio Alberto o Santillana por 2-0.

La imagen del gol de Platini, en el minuto 57, en un lanzamiento de falta que se le coló por debajo del cuerpo al portero español –"el sobaquillo de Arconada", como se le conoce–, es una instantánea tristemente inolvidable de aquel encuentro. Ya en los instantes finales, Bruno Bellone hizo el definitivo 0-2, dando a los bleus el primer título continental de su historia y dejando a España sin el trofeo.



2. Adiós a la imbatibilidad del Pizjuán. Después de aquel partido, ambas selecciones volverían a verse las caras siete años después en dos ocasiones, en partidos de la fase de clasificación para la Eurocopa de Suecia'92: primero el 20 de febrero de 1991, con victoria para los franceses por 3-1, y luego, ocho meses después (un 12 de octubre, Día de la Hispanidad, para más señas) en el Sánchez Pizjuán de Sevilla. Volvieron a ganar los bleus, por 1-2.

Fue este último un partido especialmente doloroso para la selección española porque nadie esperaba que perdiera en Sevilla, territorio hasta entonces inexpugnable. Lo peor es que España, dirigida entonces por Luis Suárez, terminaría quedándose sin el billete para la Eurocopa. Luis Fernández adelantó a Francia y Jean-Pierre Papin, cuando apenas se cumplía el primer cuarto de hora de partido, anotaba el 0-2. Aunque Abelardo recortó distancias para España, el empate nunca llegó.



3. El penalti de Raúl. También permanece imborrable el penalti fallado por Raúl González en los cuartos de final de la Eurocopa de 2000 en Bélgica y Holanda. En el estadio Jan Breydel de Brujas, el 25 de junio, España se despidió del torneo continental contra la Francia liderada por Zidane, Laurent Blanc, Desailly, Henry o Djorkaeff, una generación que se proclamó campeona del Mundial de 1998 en suelo galo y de aquella Eurocopa.

Perdió por 2-1. Zidane, de falta directa, adelantó a la selección gala (1-0, m.32) y Gaizka Mendieta, de penalti, igualó seis minutos después. Pero Djorkaeff, justo antes del descanso, logró el 2-1. España pudo haber logrado el empate en los últimos minutos del partido, pero el penalti de Raúl se marchó por encima de la portería defendida por Fabien Barthez.



4. La eliminación en Alemania 2006. España y Francia volvieron a encontrarse en partido oficial en los octavos de final del Mundial de Alemania 2006. La selección española, dirigida por aquel entonces por Luis Aragonés, se sentía entre las candidatas al título. Era favorita ante un equipo, el bleu, en el que figuraban Zidane, Barthez, Thuram, Abidal, Viera y Ribéry, uno de los jóvenes talentos galos. En España jugaban Iker Casillas, Sergio Ramos, Xabi Alonso, Xavi Hernández, Cesc Fábregas o Fernando Torres, que disputaron algún minuto en ese encuentro y que se reencontrarán el próximo sábado con Francia con ganas de revancha por aquella derrota, sufrida el 27 de junio de 2006 en la ciudad alemana de Hannover.

De nada le sirvió a los españoles adelantarse en el marcador, con un gol
de David Villa desde el punto de penalti en el minuto 28. Ribéry, en el 41; Patrick Vieira, de cabeza, en el 83 y Zinedine Zidane, ya en el 90, dieron la vuelta al duelo y condenaron a la eliminación a la selección española (1-3).



5. La "poción mágica" de Noah. Al margen de los enfrentamientos sobre el terreno de juego, la guerra también es verbal y, desde hace bastantes meses, los medios franceses llevaban poniendo en duda la limpieza de los títulos conseguidos por el deporte español. Pero la gota que colmó el vaso llegó en noviembre del año pasado, cuando el extenista Yannick Noah, una de las voces más populares del deporte francés, se cuestionaba los éxitos cosechados por el deporte español y lo comparaba con la "poción mágica" de Astérix y Obélix.

"Hoy en día, el deporte es un poco como Astérix en los Juegos Olímpicos: si no tienes la poción mágica, es difícil poder ganar. Y aquí parece, como Obélix, que ellos fueron los afortunados que cayeron en la olla (...) ¿Cómo puede una nación dominar el deporte tanto de la noche a la mañana?", se preguntaba Noah en las páginas de Le Monde, el mismo periódico que días atrás había sido condenado a pagar una indemnización de 15.000 euros por vincular al FC Barcelona con el médico Eufemiano Fuentes, imputado por prácticas de dopaje en un procedimiento penal iniciado a raíz de la Operación Puerto. Los deportistas españoles no tardaron en responder y el más duro fue Rafa Nadal, quien no dudó en llamar a Noah "ignorante" y "niño pequeño".



6. Los guiñoles. Las acusaciones de Noah dieron pábulo a a la imaginación de Canal + Francia, que a principios de febrero, pocos días de la sanción del TAS a Alberto Contador, utilizó sus guiñoles para atacar al deporte español con una serie de vídeos. Primero fueron Rafa Nadal –al manacorense se le veía orinando en el depósito de gasolina de su coche para que corriera más– y el mismo ciclista madrileño, asegurando que "los deportistas españoles no ganan por casualidad". Luego les tocó el turno a Iker Casillas, Pau Gasol y el propio Nadal, a quienes se veía firmando un manifiesto de apoyo a favor de Contador con una jeringuilla.


"Me meto sangre de toro", canta Contador; "Soy el rey del EPO", añade Gasol; "Tengo 15 litros de sangre en la nevera", continúa Nadal, para volver de nuevo a Contador, que añade: "Voy más rápido que una moto". Termina Iker Casillas, con una frase en la que se refiere al símbolo francés que también estaba siendo investigado por presunto dopaje. "Estoy más cargado que Jeannie Longo".

Lejos de rectificar, los guiñoles del país vecino han vuelto a la carga esta misma semana, a pocas horas del España-Francia de cuartos de la Eurocopa. Esta vez, tomando como argumento la taquillera película de Marvel Los Vengadores para lanzar otra vez la sombra de sospecha de dopaje sobre Rafa Nadal, Alberto Contador, Pau Gasol e Iker Casillas, a quienes intentan desprestigiar.





7. El himno danés. El colmo del esperpento se produjo el 26 de julio de 2009, cuando Alberto Contador se proclamó vencedor del Tour de Francia. El ciclista de Pinto se encontraba en los Campos Elídeos de París, acompañado en el podio final por el luxemburgués Andy Schleck (Saxo Bank) y el estadounidense Lance Armstrong (Astana).

El madrileño estaba dispuesto a escuchar a través de la megafonía el himno español, pero empezaron a sonar los acordes del danés, ante el gesto de sorpresa de Contador, que optó por esbozar una leve sonrisa de incredulidad. Minutos después, la organización intentaba enmendar su equivocación reproduciendo el himno español cuando Contador seguía en el podio, aunque ya rodeado de sus compañeros de Astana, campeones por equipos. El daño ya estaba hecho.

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