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Un desagradable incidente marca el entrenamiento de España

Unos 250 aficionados se quedaron sin ver a sus ídolos en Gniewino y tuvieron que ser frenados por los antidisturbios.

Cerca 250 aficionados españoles que se han desplazado a la localidad de Gniewino (Polonia) para presenciar el único entrenamiento de la selección española a puerta en los últimos cinco días, mostraron su indignación al no tener acceso y tuvieron que ser frenados por la policía antidisturbios.

La tranquilidad de la pequeña localidad polaca se acabó durante unas horas. Aficionados españoles llegados de Tenerife, Murcia, La Rioja, Albacete, Andalucía o Madrid, alojados en Gdansk, realizaron en vano un viaje de 80 kilómetros, y no tuvieron acceso al entrenamiento a puerta abierta de España, al llenarse la única grada del recinto con una amplia mayoría de aficionados polacos.

Lo que era alegría de muchos aficionados disfrazados de toreros y con trajes de sevillanas, acabó en momentos de tensión. Un miembro de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Antonio Limones, encargado de la gestión de viajes, transporte y alojamiento, salió una hora antes del entrenamiento a repartir las entradas que faltaban para llenar el aforo.

Ante el cariz que fue adquiriendo la situación, decidió meterse a la zona reservada para los internacionales y personal autorizado. Unos 250 aficionados españoles no tenían entrada y mostraban su indignación.

"Es increíble que hayamos venido desde España a apoyar a nuestros jugadores, que leamos en la web de la Federación que hay entrenamiento a puerta abierta y nos traten así. Han dejado entrar a todos los polacos y los que hemos hecho miles de kilómetros nos dejan en la calle", aseguraba Juan Martín, un aficionado que llegaba este martes a Gniewino desde Tenerife y que el jueves estará en el Arena Gdansk presenciando el duelo de España ante Irlanda.

Hubo un momento que los aficionados derribaron una valla para acceder al entrenamiento, lo que provocó que se presentasen en el lugar tres furgones con policías antidisturbios polacos. La cosa no pasó a mayores y los seguidores españoles se fueron marchando indignados. Algunos subieron a una montaña cercana al hotel de concentración, desde donde se puede ver alejado el campo donde entrenan los campeones del mundo y de Europa.

El contraste de la afición venida de España lo representan los seguidores polacos. Con entradas proporcionadas por el Ayuntamiento local, accedían a presenciar el entrenamiento con la emoción de ver de cerca a los futbolistas campeones del mundo.

Un ejemplo de la pasión que levanta la selección española en la localidad donde está ubicado su cuartel general es Peter Wierzchoslawski. A sus 15 años ha dibujado retratos de los 23 internacionales y los vende enmarcados por 16 zlotys (unos 4 euros) a sus compatriotas. Ellos sí pudieron presenciar los escasos 50 minutos de entrenamiento de la selección española.

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