Irlanda busca reivindicarse en silencio
Irlanda será el segundo rival de España. Un equipo desconocido pero con armas para sorprender a cualquiera.
Nadie habla de Irlanda. Todos ven a España y a Italia pasando de grupo, y a Croacia como la posible alternativa a una debacle de las dos grandes. La falta de nombres importantes, y el hecho de no haber estado en ninguna gran cita desde el Mundial de 2002, ha provocado que los irlandeses pierdan relevancia de cara al aficionado.
Y eso le encanta a Trappatoni. Sin hacer ruido, trabajando como a él le gusta y como él es, un futbolista defensivo que lleva 38 años entrenando a lo más granado de Italia y Alemania, ha ido conformando un bloque capaz de dar un susto a cualquiera. Si a ello le añadimos que los green boys se han encontrado con una de las mejores generaciones de su historia, hay material suficiente para respetar, y mucho, a la selección irlandesa.
Es cierto que lleva diez años sin participar en un gran campeonato. Pero eso es sólo porque así lo quisieron los árbitros. Porque en 2010, ya con Trappatoni en el banquillo, Irlanda quedó eliminado en la repesca por Francia, una de las supuestas potencias mundiales, gracias a un gol totalmente ilegal de Gallas –por manos previas de Henry- en el último suspiro.
El técnico lombardo, responsable también de la selección de fútbol del Vaticano, hizo olvidar de inmediato a sus pupilos aquél lamentable episodio, y todos remaron en la misma dirección con el único objetivo de estar en Polonia. Y se cumplió. Nuevamente tuvieron que necesitar de una repesca –superada con holgura ante Estonia- y ahora llegan dispuestos a todo.
Tiene, al igual que Italia y como veremos Croacia, en la defensa su mejor virtud. Sólo ha recibido tres goles en sus últimos catorce partidos, y eso que se ha enfrentado a equipos como Italia, Eslovaquia, República Checa o Rusia. El veterano guardameta Shay Given es todo un seguro bajo palos, y toda su defensa está más que curtida en buenos equipos de la Premier, con O’Shea y Dunne a la cabeza. En principio, Ledger y Ward deberían ocupar los laterales.
El centro destaca por su capacidad de sacrificio. Hunt es el auténtico líder; todocampista de esos que brillan en el fútbol inglés. Andrews o Whelan no brillan precisamente por su calidad, sino por su trabajo, su disciplina, y su inteligencia a la hora de saber qué es lo que necesita su equipo en cada momento. Y una de las primeras opciones es buscar la velocidad por las bandas, donde McGeady y sobre todo Damien Duff son dos auténticos puñales. Aunque el recelo defensivo de Trap puede hacer que uno de los dos –presumiblemente McGeady- deje su lugar para un centrocampista de modelo más táctico.
Arriba un nombre destaca por encima de todos: Robbie Keane. Pese a que ya se encuentra en su cuesta abajo, en un torneo corto el ex de Liverpool, Tottenham o Inter puede demostrar que ha sido uno de los mejores futbolistas británicos de la década. Y ojo, que el que le acompañará no es cualquiera. Será Kevin Doyle, goleador consolidado en la Premier en las últimas seis temporadas.
Se trata, por tanto, de un equipo muy incómodo, que entregará la posesión de la pelota a su rival y esperará agazapado en su portería –algo que como hemos visto no sienta muy bien a España– la oportunidad para llevarse el gato al agua. Una conjunción perfecta entre el estilo italiano y el británico de toda la vida. Quien quiera ganarle tendrá que sudar. Y mucho.
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