Jornada de infarto en Segunda División. Estos partidos por el ascenso, por regresar a la elite para algunos y por cumplir un sueño impensable para otros, tienen algo especial. Son otra historia. La emoción que se vive; la alegría que se tiene cuando se toca el cielo, y la amargura que queda cuando se desvanecen las ilusiones, es lo que convierten en algo precioso a este deporte que es el fútbol.
Y si no, que se lo pregunten al Deportivo. Hace apenas un año las lágrimas inundaban Riazor por un descenso que nadie se esperaba. Ahora, 365 días después, el estadio ha sido una fiesta para celebrar un día histórico. El Depor vuelve al lugar que le corresponde, a la máxima categoría del fútbol español. La pesadilla ha durado poco. Pero lo suficiente para saborear el poder escapar de ella.
Para lograrlo, los hombres de Oltra han tenido que imponerse al Huesca en su casa. Sería injusto darle el mérito sólo a este encuentro después de una temporada brillante. Pero fue este domingo cuando todo se consumó. Cuando el deseo se convirtió en realidad.
Y eso que no lo puso nada fácil el rival. Con un gol de Antonio Núñez a la media hora, Riazor volvió a temerse lo peor. Pero el Depor demostró ambición y, sobre todo, carácter para darle la vuelta al marcador. Antes del descanso Riki, con un remate imposible que rebotó en Luis Helguera, logró la igualada.
Había 45 minutos para soñar, y tuvo que ser Xisco Jiménez, el héroe hace tres días en Tarragona, quien terminara de convertir la ilusión de la afición en realidad. El mallorquín logró de cabeza el 2-1 mediada la segunda parte, y ya todo fue una fiesta. No sufrieron los jugadores ni los aficonados. Hubiera sido injusto. El castigo del año pasado ya ha sido subsanado. El Depor vuelve a ser de Primera.
Paso de gigante del Celta
Si la alegría fue completa en La Coruña, muy cerca se queda la que estará viviendo en Vigo. Y es que el Celta, que partía con opciones matemáticas de firmar el ascenso pero con muchas más opciones de tener que jugársela en la última jornada, ha vivido un domingo grandioso. Debía ganar en Tarragona para subir, y esperar la derrota del Valladolid en Alcorcón. Lo lógico era que los dos ganaran. Pero sólo lo logró el Celta. El conjunto pucelano no pudo pasar del empate. Y eso significa que el cuadro vigués no necesita ni siquiera ganar en la última jornada. Le bastará con el empate. Siempre que el Valladolid gane, claro.
Bien pronto se pusieron los hombres de Paco Herrera por delante en el marcador. A los cuatro minutos Iago Aspas transformó un penalti aportando tranquilidad a los suyos. Justo antes del descanso Insa puso tierra de por medio al lograr el 0-2.
Trató de despertar el Nàstic, ya descendido, y acortó distancias con un golazo de Longás. El gol de la jornada. Desde el círculo central superó a Joel, adelantado. Pero hasta ahí llegó la reacción. El Celta supo sufrir y sumar tres puntos que tienen pinta de valer un ascenso.
El Valladolid, por su parte, iba cumpliendo con la lógica en Alcorcón. Con dos tantos de Nauzet Alemán, uno en cada parte, se llegó a poner 0-2 en el marcador. Pero en los últimos veinte minutos llegó la remontada amarilla y primero Montañés y después Saúl establecieron el empate definitivo, dándole a los suyos un punto vital, y alejando a los pucelanos del ascenso. Deberán ganar en casa ante el Guadalajara, y esperar a que el Celta no puntúe en Balaídos contra el Córdoba. Complicado.
El Almería aprieta el playoff
Y decimos que los goles de Montañés y Saúl han sido vitales porque el Alcorcón también se la jugaba. El cuadro de Anquela sigue soñando con ascender a Primera, y para ello tiene que entrar en el playoff. Ahora mismo, gracias a ese empate, ocupa el cuarto lugar con 70 puntos.
Exactamente los mismos puntos tiene el Córdoba, quinto, que este domingo se ha impuesto en El Arcángel al Murcia (2-1). Charles en la primera mitad y García en la segunda le dieron la victoria a los andaluces. De nada sirvió el tanto de Chando que acortó distancias.
Peor le fueron las cosas al Hércules, que no pudo pasar del empate en casa ante el Xerez (2-2). José Mari adelantó a los andaluces, pero antes del descanso Míchel, por partida doble, le dio la vuelta al marcador. Se las prometían muy felices los alicantinos, hasta que Alejandro Campano, con un golpe franco magistral, volvió a igualar el choque. Los dos pudieron terminar llevándose la victoria, pero el marcador no se movió, complicando mucho las cosas al Hércules, que ahora sólo tiene dos puntos de colchón para entrar en la fase final.
Y todo, por culpa de la victoria a domicilio del Almería a domicilio (0-1). El cuadro rojiblanco fue netamente superior al Guadalajara, pero al final tuvo que sufrir de lo lindo, penalti fallado incluido, para sumar los tres puntos gracias al solitario tanto de Aarón Ñíguez ya en la segunda mitad. Ahora, el cuadro andaluz deberá ganar en casa al Alcoyano, y esperar que Hércules, Córdoba o Alcorcón tropiecen. Máxima emoción para la última jornada. Otra vez. Qué grande es el fútbol.