La temporada del Athletic de Bilbao estaba siendo brillante. Pese a su marcha irregular en Liga, las exhibiciones ante Manchester United y Schalke le habían convertido en el equipo de moda. Todos adoraban –y parece que adoran– a Marcelo Bielsa. Pero la imagen mostrada en las dos finales que ha disputado en las últimas semanas, ante el Atlético de Madrid en la Liga Europa y ante el Barcelona en la Copa del Rey, ha dejado muy mal sabor de boca.
Y es que la resistencia de los leones en las dos finales ha sido de apenas ocho minutos. Seis minutos duró el sueño europeo, hasta que Falcao, con un golazo, puso al Atlético de Madrid por delante en el marcador. Menos aún, sólo dos, duró ante el Barcelona. Pedro lo hizo añicos en 120 segundos.
La sensación que dio después el equipo no fue para nada buena. Nunca pareció capaz de darle la vuelta al marcador. Nunca se vio con posibilidades de ser campeón. De no ser por sus magníficas trayectorias en ambas competiciones, nunca dio la sensación de que mereciera estar en aquella final.
Tras las dos derrotas Marcelo Bielsa asumió la responsabilidad, atribuyéndose toda la culpa del fracaso de su equipo. Quien sabe si sinceramente, o por restar decepción y críticas sobre sus jugadores. El caso es que nada más terminar el partido del Calderón, toda la afición del Athletic cantó "Bielsa quédate". Porque ellos son los primeros conscientes de que la temporada ha sido brillante. A pesar de estos dos grandes disgustos en forma de final.