Amancio Amaro –el mismo que nos deleita con sus clases de fútbol en esRadio–, Pirri, Paco Buyo, Pachín, Pérez-Payá, Pedro de Felipe, José Santamaría, Ico Aguilar... Son algunas de las viejas glorias del madridismo que han querido arropar a Tomás Roncero, conocido periodista deportivo y merengón donde los haya, en la presentación del libro ¡Hala Madrid! Sobran los motivos, que sobre él ha escrito Luis Conde-Salazar.
Junto a ellos, la juventud representada en la figura de Álvaro Morata (19 años), cuyo Castilla tiene el ascenso a Segunda a tiro de piedra.
Pero no sólo de fútbol se alimentó esta comida-presentación tan blanca, celebrada en el céntrico restaurante asador Casa Juan, sino que también se juntaron leyendas del baloncesto blanco como Clifford Luyk, Emiliano Rodríguez y Alberto Angulo, actual entrenador del filial madridista.
Y, cómo no, rostros conocidos del periodismo deportivo español, desde la plana mayor del diario As, con su director Alfredo Relaño a la cabeza, hasta los redactores y colaboradores del programa Punto Pelota, en el que Roncero es uno de los contertulios más conocidos junto al exárbitro Joaquín Ramos Marcos o el Loco Gatti, entre otros. Nadie, en definitiva, quiso perderse la cita del local madrileño, donde el cliente es tratado a cuerpo de rey.
Florentino Pérez, a quien los habituales quehaceres dieron un pequeño respiro, tuvo también el hueco justo para acercarse a saludar a su amigo Roncero. Fue un visto y no visto lo del presidente madridista, muy educado con los presentes.
Y como el periodista manchego, este otro que escribe, ávido de las historias del pasado, de las batallitas de abuelos, también quiso compartir mantel con el senado madridista. A la izquierda, Ico Aguilar. A la derecha, Fernando Ruiz, presidente de la Peña La Paloma. Enfrente, Enrique Pachín, Pérez-Payá –objeto de más de una broma por su pasado colchonero– y un doble de Florentino –el parecido es asombroso– que, según cuentan, fue empleado del Real Madrid durante décadas.
Entre villagodio y villagodio, entre gamba de Huelva y almeja, todo ello regado con exquisitos caldos riojanos, Ico, con quien también compartí estudio en esRadio en más de una ocasión, contaba cómo los defensas de antaño, los de los años 60 y 70, "daban una leña tremenda, nada que ver con los de ahora". Eladio, San José –no "nuestro" Isi, me aclara Aguilar, sino el sevillista Curro San José– o Goyo Benito metían de tal forma la pierna que los rivales aún deben de tener la marca. "¿Pepe? Parecía una hermana de la caridad al lado de todos estos", me respondía Ico.
Al otro lado del cuadrilátero aguardaba Fernando Ruiz, quien también fuera asesor del Consejo Superior de Deportes bajo la presidencia de Jesús Hermida Cebreiro, a principios de los años 80. Me cautivaron, he de admitirlo, las charlas sobre sus viajes, habiendo recorrido Europa entera con el Madrid de sus amores, y dando también el salto del charco, hace ya tres o más décadas, como jefe de la delegación española en los Juegos de Montreal'76 y Los Ángeles'84, sin olvidar los que, entre medias, se celebraron en Moscú en 1980. Con la cita de este verano en Londres al caer, hubo ocasión de hablar del chándal de marras que tanto revuelo ha levantado. "Es un horror. ¡A mí que no me camelen!", confesaba con ofuscación.
Pero sobre todo se habló de fútbol. Y, cómo no, de la renovación de Mourinho que a unos cuantos nos cogió por sorpresa, de la temporada que viene, de los fichajes y de la Décima. ¡Siempre la Décima! Cómo no, también de la selección española, que es lo que pita en estos tiempos con la Eurocopa a la vuelta de la esquina, del papel que harán los chicos de Del Bosque y de si finalmente irá un David Villa que lleva unos cuantos meses en el dique seco.
Pero se habló sobre todo del Madrid, que es lo que ellos han mamado desde pequeñitos y lo que un servidor, a sus treinta y tantas primaveras, quiere seguir aprendiendo, que falta le hace.