Después de su salida prematura de Madrid con el consiguiente enfado por la tierra azul, Rafa Nadal ha vuelto a la competición en Roma, uno de sus torneos favoritos, y lo ha hecho con sufrimiento.
El alemán Florian Mayer era una buena piedra de toque para el español, no en vano es uno de los dos jugadores en activo en el circuito que tenían un balance favorable con el mallorquín. Nadal ha conseguido la victoria en dos sets (6-1 y 7-5), igualando así su balance, y se medirá en tercera ronda con el también español Marcel Granollers.
El de Manacor había avisado sobre el peligro de Mayer al llegar a Roma, al recordar que el versátil e incómodo jugador le ganó el año pasado en Shangai por 7-6 (5) y 6-3, en el único partido que habían disputado.
Pero el primer set no tuvo historia. El balear comenzó el encuentro colocando un 3-0 sin prácticamente inmutarse y solo un par de errores en el cuarto juego, hicieron que finalmente el alemán ganase su servicio y subiera el 3-1 al marcador. Nadal volvió a hacerse con su servicio y rompió el de su rival y, con 5-1, la primera manga estaba ya encarrilada y la cerró en tan solo 26 minutos.
El segundo set estuvo más disputado y se llegó a un 4-4 en el marcador con el alemán, que con su característico salto con el que acompaña el revés, puso varias veces en apuros al número tres del mundo.
Ayudado por un gran saque, el alemán no cedió su servicio, al igual que Nadal, que incluso le hizo tres juegos en blanco. Pero en el décimo primer juego, el español se cansó y consiguió romper el servicio al alemán mostrando alguno de sus mejores golpes y sirviendo para ganar el español no perdonó.
A Nadal se le vio hoy con ganas de desquitarse de la derrota que sufrió ante el madrileño Fernando Verdasco en los octavos de Madrid y motivado al reencontrarse con la tierra roja de Roma, que siempre le ha sido propicia, pues el de Manacor se ha coronado campeón del torneo en cinco ocasiones.