Bilbao, 2 de mayo. Teixeira Vitienes pita el final del partido. El Real Madrid es campeón de Liga en San Mamés, la Catedral. Un estadio que ha visto a Pichichi, Zarra o Iríbar, grandes del fútbol, fue también escenario de la celebración más espontánea, sencilla, natural y, en definitiva, sincera de un equipo histórico. El Madrid de los 100 puntos, pero también de los "portugueses y españoles", dio paso a los abrazos más enérgicos que se recuerdan en el club en los últimos años. Los festejos en el césped fueron intensos, aunque de poca duración. Apenas diez minutos. Un corto período en el que los aficionados pudieron saborear al máximo el nuevo título.
Doce días después, el Real Madrid ha ofrecido la Copa a los madrileños en los preceptivos actos institucionales. En total, ha empleado tres horas para visitar la sede de la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento y la Catedral de la Almudena. Camiseta por aquí, regalo por allá y, entre medias, algún discurso en el que la palabra más repetida era "gracias". Actos aburridos pero que a veces nos dejan momentos, chispazos, en los que podemos ver cómo son los jugadores realmente.
¿Son inaccesibles y distantes? Puede que lo sean y es normal que muchos lo piensen. Pero el gesto con Esperanza Aguirre ha demostrado que no es así. Al menos no siempre. La presidenta de la Comunidad, encargada de recibirlos en la Real Casa de Correos, era la primera sorprendida cuando, casi con la mano extendida para el pasamanos de rigor, fue saludada con dos besos por todos los integrantes de la plantilla menos por uno: José Mourinho.
Otra característica de todos los futbolistas del Real Madrid es que apenas sienten la presión. Es algo con lo que han tenido que convivir. Cualquier persona que deja escapar una Copa del Rey del autobús querría esconderse en una cueva. Pero Sergio Ramos no es así. Le da igual ser trending topic. Se lo toma con humor. Lo hizo el domingo en el Bernabéu al recordar el penalti ante el Bayern y ahora, en las celebraciones, al espetar desde el balcón de la Comunidad: "Tranquilos que la copa no se cae, la tengo bien sujeta". Risas entre la multitud.
Y de ahí al Ayuntamiento. En la Casa Consistorial se ha visto cómo políticos y jugadores deben cuidar al máximo su imagen. Todo era serio, muy sobrio, entre los jugadores y Ana Botella, hasta que la alcaldesa cometía un lapsus: "¿El mejor partido? El Real Madrid-Barça del Bernabéu". Quiso decir el Barça-Madrid del pasado 21 de abril en el Camp Nou, donde los blancos asestaron la penúltima cuchillada a la Liga. Hubo risas.
Otra de las imágenes de la mañana se produjo cuando Botella regaló a Iker Casillas la gorra de chulapo.
Luego se marcharon jugadores, cuerpo técnico y directivos a la Catedral de la Almudena, en lo que ha sido la parte más sobria de las celebraciones. Aquí terminaron los actos públicos. El privado continuó en un restaurante del Santiago Bernabéu. Sin cámaras de por medio que facilitan ver cómo es cada jugador realmente. Como pudimos comprobar en la Catedral aquel 2 de mayo en el que los blancos volvían a cantar el alirón cuatro años después.