La última temporada de Dani Alves no habrá sido una de las que mayores recuerdos le dejen. El brasileño, más allá de su indudable calidad, ha dejado más sombras que luces en este curso que está a punto de concluir. El último, este sábado en el encuentro ante el Betis en el que, a pesar de que los suyos no se jugaban nada, vio la segunda amarilla por una entrada sobre Jefferson Montero tan dura como innecesaria. Y suerte que no fue roja directa, porque eso hubiera significado que no jugase la final de la Copa del Rey.
Una acción, una expulsión, que no ha caído nada bien en el seno del Barcelona. Desde el club comienzan a estar hartos de la actitud del brasileño. Ya es la segunda roja que ve en pocas semanas. Eso, unido a la polémica celebración junto a Thiago en Vallecas, que obligó incluso a Guardiola a pedir disculpas en público, han hecho que en el club contemplen la posibilidad de darle salida este verano.
Además, en el Barça tienen claro que es uno de los pocos futbolistas que podrían vender a cambio de una buena cantidad de dinero. Su salida no sería traumática, a pesar de que difícilmente encuentren un lateral de su nivel, y su caché es muy alto, lo que sin duda podría permitir el fichaje de Gareth Bale, gran objetivo de los azulgranas para la próxima campaña.