Real Madrid-Barcelona. Hubiera sido la final soñada de la Champions –y no sólo por los aficionados españoles–, un duelo en la cumbre entre los que son considerados como los dos mejores equipos del mundo. Pero ni unos ni otros estarán el próximo 19 de mayo sobre el césped del Allianz Arena de Múnich, sino que serán el anfitrión Bayern y el Chelsea los que luchen por la Copa de Europa después de eliminar a los blancos y a los azulgranas, respectivamente.
Y es que los dos clubes españoles han acabado pagando un caro peaje tras el clásico del pasado sábado en el Camp Nou, justo entre medias de los dos partidos de semifinales. Fue aquél un duelo de altura, ganado por los madridistas (1-2) para asestar un golpe casi definitivo a la Liga, pues ahora aventajan en siete puntos a su rival cuando restan cuatro jornadas para el final.
José Mourinho alineó en la Ciudad Condal el mismo equipo que venía de caer en Alemania cuatro días antes, con Fabio Coentrao manteniéndose en el lateral izquierdo pese a haber sido objeto de numerosas críticas por su fallo en el gol de Mario Gómez en el minuto 89.
Sí hubo revolución en el once de Pep Guardiola, que dio entrada a dos canteranos, Christian Tello y Thiago Alcántara, y dejó en el banquillo a titulares habituales como Piqué, Cesc Fábregas y Alexis Sánchez, quien había regresado de Londres con molestias. En vista del resultado, el experimento le acabó saliendo rana al técnico de Sampedor, que al fin reconoce que "ya toca" hablar del asunto de su renovación después de haber mareado la perdiz durante los últimos meses.
Sólo unas horas antes del duelo del Camp Nou, los entrenadores de Bayern y Chelsea se permitían el lujo de alinear a los suplentes en los partidos ligueros del pasado fin de semana frente al Werder Bremen (1-2) y el Arsenal (0-0), respectivamente, en vista de que los bávaros no pueden luchar por el título de la Bundesliga –el Borussia Dortmund ya es matemáticamente campeón–, mientras que los blues apuran sus opciones de jugar la Champions la próxima temporada.
El pasado sábado, en el Weserstadion de Bremen, el Bayern salió al campo sin la gran mayoría de sus titulares, a los que Jupp Heynckes reservó de cara a la cita del miércoles en el Santiago Bernabéu. De los jugadores que ganaron a los blancos en el Allianz Arena, sólo el portero Manuel Neuer, el brasileño Luiz Gustavo –jugó de central y no en el mediocampo–, y Schweinsteiger fueron titulares. En la segunda parte entraron Ribéry y Toni Kroos, ambos en el minuto 64, y Mario Gómez, en el 70. Al final ganaron los muniqueses por 1-2 gracias a los tantos de Naldo en propia meta y Ribéry, éste en el minuto 90.
También el sábado, el Chelsea se midió al Arsenal en un derbi londinense a priori vibrante y que acabó defraudando (0-0). Roberto Di Matteo prescindió de ocho titulares habituales, pensando en el duelo del martes en el Camp Nou, y recurrió a los españoles Fernando Torres y Oriol Romeu, dejando fuera a futbolistas como Frank Lampard, Juan Mata, Obi Mikel, Raúl Meireles o Ashley Cole, al margen del marfileño Didier Drogba, que se había lastimado en una rodilla durante el último entrenamiento.
Como se ha podido comprobar, ingleses y alemanes han acabado saliendo airosos en sus eliminatorias al tener a sus jugadores más frescos de cara a la Champions. En el Camp Nou, el ultradefensivo Chelsea se defendió como gato panza arriba para acabar haciendo valer el 1-0 de la ida, mientras que el Bayern aguantó el tipo en la prórroga frente a un equipo más físico como el Real Madrid, que ha llegado fundido a esta recta final de temporada.