José Mourinho es protagonista hable o no hable. En el encuentro del sábado ante el Sporting de Gijón, el portugués asumió cierto protagonismo cuando su equipo peor lo estaba pasando y las cámaras, como siempre, se centraban en sus reacciones desde el banco.
Con el Real Madrid perdiendo 1-0, Mourinho se fue hasta el banquillo del Sporting para reprochar a los jugadores un gesto que habían tenido. Los suplentes del conjunto asturiano lanzaron un balón al campo cuando el juego no se había detenido y Pepe les devolvió el balón con un patadón. Mourinho se fue hasta ellos recriminando su acción y tuvo que ser Rui Faría, al que han expulsado en tantas ocasiones, quien pusiera un poco de calma.
Clemente explicó, desde su punto de vista, la acción de Pepe: "Se puso nervioso, es un balón que estaba debajo de los asientos y uno de los nuestros le ha pegado una patada. La podía haber tirado suavecita".
El portugués también protestó las decisiones del colegiado del partido, Pérez Montero. Mourinho reclamó con aspavientos la segunda amarilla de Canella en la primera mitad. Asimismo, estuvo muy pendiente de lo que hacían sus jugadores y recriminó ostensiblemente a Sergio Ramos que echara un balón fuera cuando Sangoy se dolía sobre el césped.
Era un partido crucial y Mou lo sabía. Con el 0-1, la Liga se complicaba y, desde el banquillo, buscó un revulsivo. Éste llegó tras el descanso, donde la entrada de Benzema y Di María dio más profundidad al banquillo.
Pero, sin duda, el gesto más polémico de Mourinho tuvo lugar al final. Para celebrar el tercer tanto del Madrid, en el minuto 73, el técnico se giró hacia su banquillo e hizo un corte de manga. No iba dirigido al banquillo del Sporting, sino hacia una silla vacía, pero, ¿por qué lo hizo? Sólo el propio Mourinho lo sabe.