Señor Jiménez, pensar que el árbitro no vio la mano de Keita es vivir en los mundos de Yupi, ¡si estaba cerca y era imposible no verla!
Señor Jiménez, pensar que el árbitro no vio la mano de Keita es vivir en los mundos de Yupi, ¡si estaba cerca y era imposible no verla!