El Barcelona continúa con su impresionante racha de victoria consecutivas –nueve- después de sumar un sufrido triunfo en La Romareda ante un buen Zaragoza, que plantó cara hasta el final, y que se vio con posibilidades de sumar algo hasta el último suspiro.
Pero la diferencia en los metros finales fue crucial, y permitió una inmerecida goleada azulgrana, no tanto por la victoria, justa, sino por la diferencia de la misma. Porque los maños dejaron una muy buena imagen y la sensación de que, de seguir así, la salvación es posible.
El Zaragoza le arrebata el balón
Desde el comienzo del partido salieron más entonados los maños, que fueron capaces de disputarle el balón al Barcelona, ayudados sin duda por la ausencia de Xavi, Iniesta y Busquets, el centro del campo campeón del mundo. Poco a poco los de Jiménez se fueron aproximando más al área de Valdés, y fruto de ello llegó el penalti a favor. Pero el meta del Barcelona estuvo magnífico, y le ganó la partida a Aranda, el encargado de ejecutar la pena máxima.
El delantero malagueño se desquitó minutos después cuando, con mucha fortuna, logró poner el 1-0 en el marcador. Aranda se quedó solo ante Valdés, pero no pudo superar al meta en el mano a mano. Sin embargo, el balón volvió a rebotar en su cabeza y terminó entrando mansamente. El Zaragoza se adelantaba, y soñaba con la proeza.
Un error de Roberto les devolvió a la realidad. Tras un saque de esquina el portero maño salió a por uvas, y Puyol, atento, marcó a puerta vacía. Es curioso que el principal artífice de que a estas alturas el Zaragoza aún tenga posibilidades de salvación haya sido el primer culpable del tropiezo de esta tarde.
Sólo tres minutos más tarde Leo Messi finalizó una contra dirigida por Alexis, y le dio la vuelta al marcador. Además, justo antes del descanso, Abraham veía justamente la segunda tarjeta amarilla, y dejaba al Zaragoza con diez, dejando la empresa aún más complicada.
Pero los de Jiménez no se rindieron y, tras el paso por vestuarios, saltaron al campo dispuestos a lograr la igualada. Primero con un disparo de Obradovic, y después con un penalti por mano de Abidal que no vio Turienzo.
Messi sentencia
Entonces, el partido se abrió. El Barcelona era incapaz de controlar la situación, y el Zaragoza parecía que jugaba con un jugador más en lugar de uno menos. Pero los dos conjuntos se mostraron desacertados de cara a portería, e incluso Messi, en una imagen insólita, llegó a fallar un mano a mano ante Roberto con todo a favor.
No fue hasta los últimos minutos cuando los de Guardiola lograron hacerse con el dominio del esférico. Entonces, el partido se acabó. Más cuando el colegiado señaló un dudoso penalti de Paredes sobre Alexis que se encargó de transformar Messi. Era el 85. Ya en el tiempo de añadido llegó el cuarto, obra de Pedro.
Un gol que dejó el 1-4 definitivo en el marcador. Resultado exagerado pero el que manda al fin y al cabo, que deja al Barcelona a sólo tres puntos del Real Madrid, obligado a ganar al Valencia sí o sí, y al Zaragoza con buenas sensaciones y buena imagen, pero lejos de la salvación. Los maños decidieron competir en esta liga muy tarde. Quizá demasiado.
Ficha técnica
Zaragoza, 1: Roberto; Álvarez, Da Silva, Paredes, Abraham; Lafita, Pintér, Zuculini, Obradovic (Lanzaro, min.65); Micael (Juan Carlos, min.82) y Aranda (Postiga, min.65)
Barcelona, 4: Valdés; Alves (Montoya, min.68), Puyol, Mascherano, Adriano, Thiago, Keita (Busquets, min.55), Cesc Fábregas (Xavi, min.90), Alexis, Pedro y Messi
Goles: 1-0, m.30: Aranda; 1-1, m.36: Puyol; 1-2, m.39: Messi; 1-3, m.85: Messi; 1-4, m.92: Pedro
Árbitro: Turienzo Álvarez. Expulsó por doble cartulina amarilla a Abraham en el minuto 45 y al entrenador Manolo Jiménez en el minuto 47. Amonestó con cartulina amarilla por el Real Zaragoza a Zuculini, Micael, Lanzaro y por el FC Barcelona a Víctor Valdés, Keita, Adriano, Cesc Fábregas y Thiago
Incidencias: partido correspondiente a la trigésima segunda jornada de Primera división disputado en el estadio de La Romareda, prácticamente lleno, con terreno de juego en buen estado en tarde fresca