Era el último día de los primeros Juegos de la era moderna. Lejos de la ilusión que tenían los helenos, que soñaban con mantener la supremacía que sus atletas habían tenido en los viejos tiempos, su casillero de medallas doradas seguía en cero. Las autoridades compartían el sentimiento de decepción. De pronto, en la tribuna oficial del estadio, comenzó a correr un rumor. "Un griego viene al frente de la carrera".
El maratón, una prueba de 42 kilómetros, era la última oportunidad que tenían de ganar una medalla de oro. Por eso, cuando Louis apareció por la parte abierta del estadio la multitud estalló. Dio una vuelta interminable a la pista hasta llegar en primer lugar y entrar así en la historia del deporte moderno y en el nuevo Olimpo de los griegos.
Ahora, más de 100 años después, la descendencia de Louis vive un drama familiar que el Municipio de Maroussi busca evitar que se traslade al resto de la comunidad. Las autoridades del lugar donde nació el corredor están recaudando dinero para comprar el trofeo que decidió vender su nieto, que también se llama Spiridon. "No fue una decisión fácil. Yo y mis hijos hemos crecido con ello. Pero no puedo hacer otra cosa". Primero le ofreció la estatua de plata a un museo y luego al Estado, pero la respuesta que recibió fue clara: "No tenemos dinero".
Entonces decidió subastarlo. La casa de subastas piensa recaudar al menos 137 mil euros el 18 de abril, fecha estipulada para darle salida. "Estimamos que el trofeo se venderá al final por 145 mil euros", señaló el alcalde Giorgos Patoulis, al tiempo que pidió hacer "todo lo posible" para poder comprar el trofeo y evitar que salga de su jurisdicción. "Hemos abierto una cuenta y estamos en contacto con la compañía de subastas", señaló.
A pesar de la crisis, (hay un 21% de desempleo) los medios de comunicación instan a los ciudadanos a que pongan dinero para pagar el trofeo.