La selección española, formada por veinte miembros –seis más que en Doha 2010–, ha cerrado los Mundiales de atletismo en pista cubierta con cuatro finalistas y ninguna medalla, igualando su peor resultado en la historia de los campeonatos.
Jackson Quiñónez, el único español en competición individual en la jornada de clausura, se despidió desde el último puesto en la primera semifinal de 60 metros vallas con una de sus peores marcas del año (7.82), y el relevo 4x400 llegó quinto.
Quiñónez no sólo partió lento de tacos (235 milésimas), sino que tampoco estuvo ducho en la aproximación a la primera valla. Ahí voló demasiado, perdió el ritmo y no pudo eludir el último puesto.
El execuatoriano, un vallista que rinde más al aire libre (110 metros), llegó a Estambul con una marca de 7.71, diecinueve centésimas por encima de su récord personal, y necesitaba terminar entre los cuatro primeros para acceder a su segunda final, cuatro años después de obtener el sexto puesto en Valencia 2008 con 7.66.
El relevo español 4x400, formado por Mark Ujakpor, David Testa, Samuel García y Xavier Carrión, había hecho historia ya al meterse por vez primera en una final mundialista y en la última carrera eludió, incluso, el último lugar.
Ujakpor entregó cuarto a Testa, pero el asturiano cayó en la segunda posta al sexto y último puesto. Un error del equipo polaco permitió, no obstante, a España evitar la plaza de colista (quinta con un tiempo de 3:10.01).
El sábado el cuarteto español se había clasificado por primera vez para la final de unos Mundiales al terminar segundo en la primera serie con un tiempo de 3:10.51 sólo superado por Estados Unidos (3:07.47).
Desde la edición de París 1997 España no había tenido una cosecha tan pobre en Mundiales bajo techo, y por tercera vez, como en aquella ocasión y en Budapest 2004, no aparece en el podio.
El mejor resultado español en Estambul, pese a tener un regusto amargo para ella, lo ha obtenido la más veterana del equipo, la capitana Ruth Beitia, que sigue agotando su última año en activo. Un nulo en altura con la barra en 1,95, altura que luego superó, tuvo la culpa de que la cántabra no compartiera plata con la rusa Anna Chicherova, la italiana Antonetta di Martino y la sueca Ebba Jungmark, que formaron un insólito podio de cuatro. De la plata al sexto lugar, pese a haber saltado lo mismo que ellas.
Dos años después de conseguir tres medallas, las tres de plata (Beitia en altura, Natalia Rodríguez en 1.500 y Sergio Sánchez en 3.000) el atletismo español continúa un lento declive que amenaza con agudizarse después de los Juegos de Londres, reclamo que algunos veteranos han utilizado para prolongar sus carreras.