La victoria del pasado sábado del Barcelona ante el Sporting de Gijón no fue nada fácil. De hecho, y a pesar del resultado final (3-1), el partido estuvo empatado hasta el minuto 80, cuando Seydou Keita lanzó un zapatazo con la izquierda que se coló por la escuadra de la portería de Juan Pablo.
Curiosamente, Pep Guardiola había dicho una semana antes que "no ganaremos esta Liga", tras la victoria en el Vicente Calderón ante el Atlético de Madrid (1-2). En la rueda de prensa del sábado, tras el partido ante el equipo asturiano, afirmaba que "si no somos líderes no es por culpa de los árbitros, sino porque nosotros hemos fallado". Además, el 11 de febrero, el Barcelona perdía su segundo partido de liga ante Osasuna en el Reyno de Navarra. Ese encuentro trajo cola porque sacó un equipo que dio mucho que hablar. La prensa catalana lo acusó de tirar la Liga, que Guardiola, por aquel entonces, ya consideraba imposible.
Todas estas declaraciones y acciones contrastan con el nerviosismo con el que vivió el técnico culé el partido ante el Sporting de Gijón. No paró quieto ni un segundo y hasta el gol de Keita no cesó en dar órdenes a sus jugadores. Desde Madrid se cree que esto no es más que una táctica de Guardiola para motivar a sus futbolistas y hacerles creer que la Liga, si bien está difícil, se puede llegar a remontar. Además, con esta actitud, lo que el técnico azulgrana provoca es mantener vivos a sus jugadores para las otras dos competiciones en las que el Barcelona sigue teniendo opciones: la Copa del Rey, cuya final jugará ante el Athletic de Bilbao con sede aún por determinar, y la Champions.
Lo que está claro es que cada partido es una final para el de Santpedor y no va a dar nada por perdido. Solo cabe esperar.