La veteranía del Hércules hastía al filial azulgrana
Los alicantinos sumaron los tres puntos después de un tanto en propia puerta de Armando.
La veteranía del Hércules ha servido para someter al Barcelona B en el Miniestadi (0-1), donde los azulgrana apenas tuvieron opciones en un encuentro insulso en el que los alicantinos se dedicaron a gestionar el gol en propia puerta del local Armando en el primer tiempo.
Las estadísticas decían que, desde que encadenara seis triunfos seguidos en el arranque de Liga, el Hércules había sumado catorce puntos en catorce partidos. Distanciado de la cabeza de la tabla, aún le resta un pequeño margen para mantenerse en promoción.
Incómoda se presentaba a priori la visita al Miniestadi. Tres triunfos seguidos de los de Eusebio Sacristán como locales advertían de la dificultad de la cita. Estadísticas que se quedaron en eso.
La baja de Dos Santos por sanción se hizo un mundo para el filial. Ausente también Muniesa, su sustituto en el pivote defensivo, el poco habitual Rosell fue el encargado de tomar el timón y la misión encomendada le vino grande. Más aún cuando a los pocos minutos ya cargaba una amarilla por una entrada a destiempo.
No hubo rival para el Hércules. Abel Aguilar y Rivas se hicieron amos y señores del centro del campo, mientras Gilvas y su movilidad fueron un quebradero para la defensa durante todo el primer tiempo.
Del fútbol coral azulgrana nada se supo, travestido en continuos balones largos a Deulofeu. El extremo probó suerte varias ocasiones en su especialidad. Contragolpe al galope, recorte en el área y remate cruzado. Esta vez, suerte y acierto se quedaron en casa, casi como sus compañeros Rodri y Femenía, desaparecidos en combate.
Tibio el filial, inconexo y hastiado por mil luchas individuales condenadas al fracaso, el Hércules olió la sangre y se lanzó a la carnaza. Apenas le bastaron cinco minutos para resolver el partido. Primero fue Gilvan -de nuevo él- quien en una internada mandó un centro raso que Armando desvió al fondo de su propia meta cerca de la media hora, cuando parecía que los azulgrana mejoraban. Tiago Gomes y Míchel pudieron agrandar la sangría en los siguientes minutos, pero los postes lo evitaron.
La reanudación no cambió el panorama, impotente el Barça, imponente el Hércules. Pero un choque entre Tiago y Carlos Calvo mandó al último a los vestuarios con una hemorragia nasal y, a partir de entonces, el Barça B se desperezó, Eusebio sacó a Carmona ante la incomparecencia de Femenía, y Rafinha avanzó su posición.
Mejoraron los locales, pero el control por el control de poco sirve. Y cuando un central, en este caso Bartra, se ve obligado a tirar del equipo siempre es mala noticia. Y los minutos finales se consumieron, entre protestas por un penalti dudoso a Montoya y la expulsión del visitante Peña por dejarse caer en el área.
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