El Real Madrid ya está en Moscú para disputar el martes la ida de los octavos de final de la Champions ante el CSKA. Será la tercera vez que Mourinho se enfrente al equipo moscovita, al que siempre ha derrotado.
El técnico quiere festejar sus diez años en la Champions –debutó el 19 de febrero de 2002 ante el Real Madrid- con una victoria que encarrile el pase a cuartos de final. Para ello, quiere que su equipo sea fuerte en el juego aéreo, principal baza de los rusos, y se amolden correctamente al frío y al césped artificial.
Mourinho medita dar entrada a Khedira en el centro del campo en sustitución de Granero. El alemán ya tuvo minutos en el encuentro ante el Racing y es un seguro en el juego aéreo, además de disciplinado en la parcela defensiva. La baja de Di María, que vuelve a romperse muscularmente, abre las puertas de la titularidad a Kaká, cuyo despliegue defensivo ante el Racing gustó a Mourinho. Coentrao por Marcelo puede ser la otra novedad.
El entrenador del Real Madrid desconfía del CSKA y las condiciones climatológicas. Sin embargo, el conjunto ruso se le ha dado muy bien en los enfrentamientos que ha tenido. En la temporada 2004-05, con el Chelsea, venció tanto en Stamford Bridge (2-0) como en Moscú (0-1). Y en la temporada del triplete con el Inter, en la 2009-10, elimnó al CSKA en cuartos ganando en Moscú (0-1) y en Milán (1-0).
Aún así, el técnico sabe de las dificultades que se encontrará a su equipo. Moscú recibió a la plantilla blanca a 14 grados bajo cero, una temperatura parecida a la que se encontrarán a la hora de partido.
Los blancos entrenarán esta tarde en el escenario del encuentro. El césped artificial de Luzhniki será otra de las reválidas que tendrá que superar el Real Madrid. El Athletic de Bilbao jugó allí la semana pasada y todos coincidieron de que el estadio es uno de los mejores preparados de Europa y que el césped no influyó en el desarrollo del partido. Los jugadores utilizarán botas con multitacos para agarrarse mejor al mismo.