Existe estos días en Barcelona un triunfalismo para con los azulgrana exacerbado. Todos lo consideran el gran favorito, máxime después del flojo encuentro del Real Madrid ante el Fuenlabrada en cuartos. Sin embargo, los blancos han dado un golpe sobre la mesa en las semifinales, espantando de un plumazo las malas sensaciones y reencontrándose con su mejor versión de cara a la final.
El Banca Cívica no supo o no pudo en ningún momento llevar el partido a su terreno, y permitió que el Real Madrid se sintiera cómodo con sus veloces transiciones. Tuvo vida mientras tuvo acierto desde la línea de tres, porque ése fue su único recurso en ataque. Ni siquiera le hizo falta a los blancos tirar del factor Felipe. El inmenso trabajo colectivo, con Llull, Mirotic -6 de 8 en triples logró el serbio- y Suárez como hombres más destacados, fue suficiente.
A diferencia del día anterior, el Real Madrid sí comenzó enchufado de cara al aro. Si a ello le añadimos que continuó con la gran defensa mostrada este viernes, el resultado es que bien pronto consiguió despegarse en el marcador. 13 puntos de ventaja al final del primer cuarto fue el saldo de los de Pablo Laso, que volvió a confiar en el mismo quinteto que ante el Fuenlabrada.
Quizá fruto de la ventaja, quizá del cansancio propio de la exigencia del día anterior, el Real Madrid se dejó llevar, y dilapidó la renta conseguida. A falta de poco más de dos minutos para el descanso, el Banca Cívica le había dado la vuelta al marcador. Un tiempo muerto reactivó a los blancos, que por lo menos lograron marcharse por delante a los vestuarios (46-44).
En la reanudación las cosas volvieron a su cauce. El Madrid anotando a su antojo, y el Banca Cívica sufriendo de lo lindo para sumar, una vez apagada la luz de los triples. Un parcial de 15-3 en los cinco primeros minutos obligó a Joan Plaza a solicitar un tiempo muerto. Pero la sentencia ya estaba firmada.
El conjunto blanco se encontraba pletórico, y guiado por un magnífico Llull –con 22 de valoración terminó el menorquín- más la exhibición desde fuera de Mirotic y Suárez, sentenció el encuentro en este tercer cuarto, que terminó con el demoledor tanteo de 36 – 16. No arrojó la toalla el Banca Cívica, al que hay que reconocer su entrega, y llegó incluso a rebajar la barrera psicológica de los diez puntos (79-72) a falta de cinco minutos para la conclusión.
Fue entonces cuando Laso ejecutó su penúltima obra maestra, dando entrada a Sergio Rodríguez para compartir la dirección con Sergio Llull. La velocidad y el control que otorgaron al equipo los dos bases permitió que el Real Madrid mantuviera la distancia sin ningún sufrimiento, logrando la victoria finalmente por 92 – 84.
Así pues, tendrá lugar en el Palau Sant Jordi la final soñada por todos. El gran favorito, el Barcelona, se enfrentará a un equipo, el Real Madrid, que busca ganar la Copa del Rey 19 años después. El pensamiento que preside la ciudad tiene claro quién va a ganar. Pero quizá olvidan que hace poco más de un mes los blancos ya se impusieron a los azulgrana. Y con brillantez.