Nadal tampoco puede a la séptima con Djokovic. En una final con tintes épicos, el serbio ha repetido título en Australia tras imponerse al número dos del mundo en casi seis horas de partido (5-7, 6-4, 6-2, 6-7 (5) y 7-5) y cinco sets. El encuentro acabó casi a las dos de la mañana hora local.
Faltan los calificativos para describir la tercera final consecutiva de estos dos hombres. El partido ya ha entrado en la historia, como ocurrió en la de Wimbledon contra Federer, por sus tintes épicos, por la lucha de dos tenistas que nunca dieron por perdido un encuentro lleno de altibajos.
Al final, como en las seis veces precedentes, Djokovic se ha hecho con el título y deja a Nadal sin levantar un Grand Slam por tercera vez consecutiva. Los restos profundísimos del balcánico obligaron a Nadal a retroceder en la pista, aunque jugó mucho más agresivo que durante la pasada temporada.
El inicio prometedor de Nadal hacían presagiar un cambio de tendencia, pero Djokovic se metió rápido en la pista y echaba al español con sus restos profundos y ganadores. Cuando Nadal parecía acabado, resurgió de sus cenizas para llegar al quinto y definitivo set. Ahí, los detalles marcador el resultado final, porque Nadal llegó a tener ventaja de un break.
Al final, Nadal vuelve a perder y supone un fuerte varapalo. Los dos tensitas llegaron fundidos al quinto set, lo que podía beneficiar al español, pero el balcánico volvió a demostrar que es el mejor tenista del momento. Nadal está en el camino, aunque moralmente esta derrota va a hacer mucho daño.
Comienzo esperanzador
Nadal salió muy confiado de sus posibilidadaes a la Rod Laver Arena y con la idea clara de cómo jugar a Djokovic. Así, estaba más cómodo dentro de la pista y daba mayor sensación de poder robar el servicio. El premio llegó en el quinto juego, donde Nadal consiguió el break. A partir de ahí, el serbio jugó más agresivo y Nadal se volvió conservador, lo que pagó con dos servicios muy sufrido hasta que el balcánico logró igualar el set.
Nadal no se descompuso y aguantó su servicio con un complicado 5-4 abajo. Con iguales a 5 Nadal regresó a esa agresividad inicial y consiguió el break en el undécimo juego. Tras ochenta minutos de set, el español refrendó su superioridad inicial haciéndose con la manga y poniendo la primera piedra para acabar con la supremacía del serbio.
Decisivas dobles faltas
Las buenas sensaciones del primer set se perdieron rápidamente en la segunda manga. El serbio, yendo abajo en el marcador, se volvió mucho más agresivo y peligroso, sobre todo al resto, y Nadal dio un paso atrás, volviéndose más conservador. De esta forma, consiguió quebrar rápidamente el saque del español y dispararse en el set. Sin embargo, cuando dominaba 5-2 y tenía bola de set, Nadal reaccionó, se metió dentro de la pista y sorprendió al serbio.
Nadal se agarró a la pista y consiguió devolverle el break en el noveno juego del set, aprovechándose de una doble falta del número uno. Había muchos nervios. Pero Nadal, cuando servía para igualar a cinco y después de tener bola para ganar su saque, cedió la manga con otra doble falta fatídica tras algo más de una hora de batalla.
Imponente Nole
La misma dinámica continuó en el tercer set. Djokovic seguía muy metido en la pista, mandando restos imposibles, mientras que Nadal torcía el gesto y no era capaz de meterse dentro de la pista. Volvían las sensaciones de las seis finales perdidas la temporada pasada.
Djokovic bordaba el tenis y ya rompió el saque de Nadal en el tercer juego. El español sufría ante los restos del serbio debido, también, a que bajó el nivel del servicio. En cambio, el serbio no cedió una sola bola de break y ganaba sus saques con facilidad. Al final, dos roturas propiciaron que el tercer set cayera claramente del lado del serbio, que seguía lanzado y minando la moral del mallorquín.
El gladiador vuelve
Se atisbaba en el comienzo del cuarto set un cambio de tendencia en el encuentro. Nadal sabía que tenía que dar un paso al frente si quería seguir luchando y así lo hizo. Pese a ello, no pudo disponer ni una bola de break, pero el gran campeón emergió, como siempre, en los momentos más delicados. En el octavo juego del partido, Nadal levantó un 0-40 para seguir vivo en el set. Sufriendo en cada juego de la manga, el mallorquín consiguió forzar el tie break.
Ahí también parecía que el partido se le escapaba de las manos cuando Djokovic remontaba en el tie break para ponerse 5-4 y servicio. Pero el Nadal de las grandes ocasiones estaba de vuelta e invirtió el resultado para acabar llevándose la cuarta manga. Llevábamos ya cuatro horas y media de partido.
Djokovic resurge
El mallorquín siguió con la inercia positiva que le dio ganar el set anterior. De esa forma, Nadal volvió a romper el saque de Nole en el quinto juego de la decisiva manga. Poco duró la alegría porque el serbio se rehizo en el juego siguiente para igualar el encuentro a 4. Tras más de cinco horas de partido se dieron los mejores momentos de tenis.
Con los dos tenistas fundidos –más Djokovic-, se vieron los puntos más espectaculares del encuentro, con intercambios de hasta 31 golpes. Nadal, ya con el partido en un tono épico desde hacía un rato, salvó otra bola de break con empate a 4 para seguir luchando.
Como si en una montaña rusa se tratara, Djokovic también fue capaz de resurgir de sus cenizas cuando parecía más agotado y fue el que logró el break decisivo, a la segunda, para ponerse 6-5 por delante. En el juego para cerrar el partido, Nadal llegó a tener bola de break, pero la salvó el serbio, que justo antes había fallado un smash clarísimo.
Al final, Djokovic vuelve a ganar en una final a Nadal, la tercera consecutiva en un Grand Slam. Obviamente el serbio sale reforzado, pero las distancias se han acortado. Los dos merecían la copa y se la vuelve a llevar el balcánico.