Roger Federer, número tres del mundo, ha celebrado a lo grande el partido número 1.000 de su carrera profesional, regalándose el pase a las semifinales del Abierto de Australia, tras superar con mucha facilidad al argentino Juan Martín del Potro por 6-4, 6-3 y 6-2, en dos horas de partido.
Ni los más de 30 grados que apretaban en Melbourne frenaron el ímpetu del Expreso de Basilea. Federer golpeaba la bola de forma feroz y ésta le respondía a una velocidad de vértigo ante la que encontraba Del Potro muchos problemas para poder tomar el mando en los puntos. Mucho más cómodo en la pista con su tenis, el suizo consiguió romper el servicio de su rival en el cuarto juego, pero cuando servía para el 5-2 reaccionó el argentino, más atento al resto, e igualó el partido a cuatro juegos. Pero como ha hecho en infinidad de ocasiones, Federer aceleró su juego cuando percibió que se acercaba el momento de la verdad y con una nueva rotura en el décimo juego se apuntó el set.
El desarrollo del segundo set fue prácticamente un calco del primero. Federer logró la rotura en el cuarto juego, pero en esta ocasión no cedió su saque. El argentino pudo alargar el set cuando con 3-5 dispuso de dos puntos de quiebre, pero no los concretó y el suizo se adjudicó la segunda manga. El jugador helvético, cuatro veces ganador en Australia, estaba decidido a no tener que pasar más tiempo del necesario en la pista y abrió el tercer set con una nueva rotura. Un mensaje claro a Del Potro de que no iba a bajar la guardia pese a su cómoda ventaja en el marcador.
Del Potro se sentía inferior en la pista ante un Federer que jugaba muy fácil, superior en todos los terrenos al de Tandil, y que abrochó el tercer set en apenas media hora para lograr alcanzar la trigésima semifinal de un Grand Slam de su carrera. Ahí espera al vencedor del duelo que a esta hora disputan el español Rafael Nadal y el checo Tomas Berdych.