Cada vez que una leyenda anuncia su retirada, sus seguidores sienten que se les arranca un pedazo de vida, pero nada es comparable al dolor del propio deportista, sometido desde el primer día del adiós a la tiranía de la nostalgia. De hecho, este sentimiento es tan poderoso que algunos de los "jubilados" deciden regresar a la actividad o volver a la selección que les dio gloria después de haber decidido que sus condiciones físicas no le permitían el doble trabajo de jugar para su equipo y para el combinado nacional.
Hay retornos que se ganan la etiqueta de grandes por el extraordinario resultado obtenido, y otros que discurren entre profundas decepciones. El futbolista inglés Paul Scholes entró el último en esta particular saga de los que ha vuelto a la actividad. El jugador del Manchester United, de 37 años, había anunciado su retirada el 31 de mayo del año pasado después de 17 temporadas en el equipo de Ferguson, para el que anotó 150 dianas en 676 partidos y sumó 10 títulos de Liga, tres Copas de Inglaterra, dos Copas de la Liga y dos Ligas de Campeones.
El internacional inglés echaba tanto de menos la ausencia de los terrenos de juego que no tuvo más remedio que pedirle al técnico de los Red Devils que le dejara reincorporarse al equipo, en los que había ingresado en julio de 1991. Ferguson no lo dudó un instante, sobre todo porque en su momento consideró prematura la retirada del centrocampista y porque ahora le venía muy bien una alternativa a las bajas de Tom Cleverley y Darren Fletcher.
"Es fantástico que éste de vuelta", dijo Ferguson, que aprovechó la oportunidad del regreso el 8 de enero para hacerle disputar ese mismo día los 30 minutos finales del duelo de la Copa de Inglaterra en el clásico de Manchester con el City. Scholes no pudo "debutar" mejor, ya que el United eliminó al City por 2-3 en el Ettihad Stadium. "He tenido muy claro desde que paré de jugar que lo echaría de menos", dijo Scholes, que manejó el balón ante la atenta mirada en las gradas de otras dos grandes glorias del United, David Beckham y Roy Keane.
El retiro de un genio
Zinedine Zidane tuvo el mismo retorno positivo que Scholes cuando en agosto de 2005, con 33 años, decidió volver a vestir la camiseta de la selección francesa un año después de retirarse voluntariamente de sus filas para centrarse en el Real Madrid. Los bleus atravesaban dificultades en el camino hacia el Mundial de Alemania 2006, ya que marchaban en cuarto lugar en su grupo, a tres puntos del líder Irlanda, aunque con un partido menos.
"No vengo como salvador, como el Zorro. Simplemente me han convencido. Lo único que quiero es ayudar a este equipo", dijo Zidane, el líder de la sección que conquistó en casa el Mundial de 1998 y cuya lesión en Corea del Sur-Japón 2002 mermó a los galos hasta tal punto que fueron eliminados en la fase de grupos. Zidane recuperó la capitanía, que le cedió Patrick Vieira, y en su primer partido firmó el 17 de agosto el segundo gol del 3-0 del amistoso contra Costa de Marfil. Los augurios no podían ser más alentadores.
Recuperado 'el espíritu del 98' gracias a Zidane, Francia ya no perdió más partidos en la fase de clasificación y el 12 de octubre obtuvo la plaza para Alemania al derrotar a Chipre por 4-0. Varios amistosos previos con escaso juego extendieron el pesimismo en los bleus, un combinado que llegó a Alemania con la etiqueta de "veterano" sin que sus rivales, entre ellos España, valoraran bien que entre esos "mayores" estaba Zidane. Lo pagaron caro. Su genio y clase llevaron a Francia a la final, perdida en los penaltis ante Italia.
Zizou no tuvo un cierre feliz, ya que fue expulsado tras agredir al italiano Marco Materazzi, en respuesta a unos insultos del rocoso central. Pese a este gesto antideportivo, Zidane se llevó el honor de mejor jugador del Mundial. La FIFA le sancionó después con tres partidos. Otros dos le cayeron a Materazzi, que reconoció que había provocado el incidente al insultar a familiares de su rival.
Retorno sin éxito
Michael Schumacher, de 43 años, no tuvo el mismo retorno exitoso de Scholes y Zidane. El siete veces campeón volvió a las pistas en Bahrein el 20 de marzo de 2011 después de su retirada tres años antes, a los mandos en esta ocasión de Mercedes. Habituado a ganar, finalizó séptimo y cerró la temporada sin haber subido jamás al podio, un paso que había dado en su época de esplendor en 91 ocasiones desde su debut el 25 de agosto de 1991 en el Gran Premio de Bélgica.
La mejor explicación de su vuelta correspondió al expiloto Niki Lauda, tricampeón del mundo: "no pudo asesinar a sus genes" ya que pertenece a la "raza especial" de los deportistas de elite. Lauda sabía muy bien lo que decía, ya que le había ocurrido lo mismo. Dejó los circuitos con dos títulos en el palmarés en 1979 y regresó en 1981 para sumar su tercer mundial en 1984, un año antes de su marcha definitiva. "Seguiré compitiendo en 2012", asegura Schumacher, al que se poda reprochar que ya no es el de antes, pero que en el balance particular al menos podrá decir que ha enterrado la nostalgia.