El entrenador del Real Madrid ha recibido muchos privilegios desde que llegó a Chamartín, pero si algo no ha podido sortear ha sido la crítica. La capacidad como técnico de José Mourinho ha sido ampliamente cuestionada últimamente, sobre todo desde la última victoria del Barcelona en el Santiago Bernabéu.
La falta de reacción a la expulsión de Pepe en la ida de las semifinales de Champions, la derrota en la Supercopa de España ante un Barcelona sin rodaje y, sobre todo, el baño táctico de Guardiola en el Bernabéu en el pasado 1-3 en diciembre habían puesto a Mourinho al pie de los caballos.
Desde luego, el entrenador seguirá teniendo la cuenta pendiente del Barcelona esta temporada, y aún tiene tiempo para cobrársela ante el rival directo para conquistar todos los títulos, pero el golpe de timón ante el Málaga ha supuesto un espaldarazo a su labor como entrenador.
El portugués reaccionó y lo hizo de manera brillante. Todo cambio viene precedido porque, anteriormente, las cosas no se hicieron bien. Seguramente no supo transmitir a la plantilla la importancia del partido y el equipo apareció dormido en el primer choque del año. Pero, desde sus aspavientos en la banda hasta la ‘mourinhada’ en el descanso, supo cambiarle el aire al partido.
Para ello fue clave los tres cambios que realizó en el descanso. Todo un riesgo. Sacrificó a Kaká, Arbeloa y Callejón –precisamente el jugador alabado en la previa- para meter a Özil, Khedira y Benzema, y los tres resultaron claves. Le salió perfecto a Mourinho, aunque bien pudo acabar en drama si hubiera habido un lesionado, un expulsado o el Málaga hubiera aprovechado a la contra. Pero la realidad es que acertó.
Después, en rueda de prensa, el portugués cargó las tintas contra sus jugadores: “No paran de comer y beber”. Luego desentrañó su charla en el vestuario: “Al descanso les he dicho la basura que habían hecho”. Los jugadores comprendieron su mensaje y reaccionaron.
Especialmente reseñable es la respuesta de Mourinho teniendo en cuenta que enfrente estaba el Málaga de Manuel Pellegrini, su antecesor. El chileno, precisamente, perdió su crédito en la casa blanca al caer con estrépito en la misma competición ante el Alcorcón sin síntomas de una posible reacción. Mourinho sí lo hizo y, por ello, entre otras cosas el año pasado fue premiado como mejor entrenador del mundo.
Mourinho saca al genio
El portugués acertó de lleno en los cambios que realizó en el descanso, aunque asumió un gran riesgo.
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