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La 'Armada española', ante todo y sobre todo, un equipo

Nada más conseguir Nadal la victoria, todos los integrantes del equipo español saltaron a la pista entre lágrimas, demostrando la unión existente.

Siempre se ha dicho que en un colectivo, la unión y el buen rollo es clave para conseguir los éxitos, para alcanzar las metas. En el tenis, un deporte que parece individual como pocos, esa importancia no la es menos. Al menos, en la Copa Davis. España lo ha vuelto a demostrar otra vez este fin de semana en Sevilla.

Las relaciones entre los tenistas españoles del circuito en la actualidad brilla, generalmente, por su calidad. Todos son amigos, y lo demuestran siempre que pueden. Pero en cuanto se juntan para disputar cualquier eliminatoria de la Davis, ya sea la primera ronda o la final, lo demuestran aún más.

Es una constante ver los gritos de apoyo de cualquiera de los tenistas que está en el banco hacia el que esté jugando en la pista. Porque, en realidad, juegan todos. En esta edición Nadal se ha llevado la gloria, logrando sus dos puntos, pero todos, a su manera, han sido clave. Verdasco y Feliciano no estuvieron acertados en el partido de dobles, cierto; pero nadie duda de que su presencia también es vital para que impere el buen ambiente, para que todos sean felices, para que Nadal, el número uno, esté cómodo para afrontar cada uno de sus encuentros.

¿Y qué decir de Ferrer? Ferru, SuperFerru, logró quizá el triunfo más importante de esta final. En un duelo que los argentinos habían marcado en rojo, como la clave de su posible triunfo, el de Jávea se impuso a Del Potro en un partido memorable. "Quizá haya sido el mejor de mi carrera", dijo Ferrer. Y no era para menos.

Al número cinco mundial se le vio constantemente en la banda animando, alentando a Rafa en el último punto, al igual que Granollers –por algo está este chico en todas las convocatorias de Costa-, Feliciano y sobre todo Verdasco, que fue el aficionado número uno del mallorquín durante todo el fin de semana. Encomiable su actitud, su energía, su ímpetu, su ayuda.

La unión de todos los integrantes –y cuando decimos todos, nos referimos a técnicos, ayudantes, médicos...- se vio sobre todo a la hora del triunfo, cuando todos saltaron a la pista entre lágrimas, abrazados, al unísono. Porque todos eran uno, todos eran España. Así lo demostraron sobre el podio, cuando recibieron el premio de campeones y, muy emocionados, escucharon el himno español

No obstante, también se ha visto cuando las cosas no han venido tan bien dadas. Cuando ha habido críticas –aunque últimamente esto es muy complicado- se han unido más para defenderse los unos a los otros. O el sábado, cuando Feliciano completó, como él mismo dijo, uno de sus peores partidos, y todos, absolutamente todos, cerraron filas en torno al toledano. Porque con la trayectoria que ha tenido Feli, con España, con todo lo que le ha dado al tenis español, dudar de su importancia en el equipo de la Copa Davis no sería justo.

Pero donde se ha visto de una manera más gráfica, desde hace tiempo ya, esa excelente relación entre todos los tenistas españoles es en el cántico de antes y después de los partidos, aquél que dice, entre otras grandes frases, "gracias por ser español". Como no podía ser menos, volvieron a cantarlo al concluir el último encuentro, en el vestuario, emocionados y, sobre todo, juntos.

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