El cierre patronal que está viviendo la NBA, perfectamente explicado por Vicente Azpitarte en Libertad Digital, ha provocado una auténtica diáspora de estrellas por todo el planeta, siendo sin duda Europa la mayor beneficiada, con el regreso de los mejores jugadores del Viejo Continente que disputan la mejor liga del mundo, y con la llegada de más de una figura estadounidense.
Y la huida aún puede ser mayor. Después del último encuentro entre los jugadores y los dueños, la temporada NBA corre serio peligro, y los principales nombres ya empiezan a sonar para equipos europeos. Desde Steve Nash a Dwight Howard, pasando por Rajon Rondo, Kevin Durant o Kobe Bryant, cualquiera podría llegar a nuestro baloncesto.
Rudy, el pionero
Hubo jugadores, casi todos ellos europeos, que no se lo pensaron dos veces a la hora de volver a su continente en cuanto surgieron los problemas en la liga americana. No prefirieron esperar, como hizo la mayoría, a ver cómo se desarrollaban los hechos, y bien pronto se comprometieron con otro equipo con cláusula, eso sí, de salida inmediata caso de que la NBA se reanudase.
Casi todos ellos volvieron a sus países de origen. Son los casos, por ejemplo, de Tony Parker y Nicolas Batum, que regresaron a Francia, Andrei Kirilenko, que fichó por el CSKA ruso, Danilo Gallinari, que volvió al Armani Milano, Nikola Pekovic, que fichó por el Partizan, el australiano Mills, o Ersan Ilyasova, que se comprometió con el Efes Turco.
Pero quizá el caso más significativo en ese sentido lo encontremos en Rudy Fernández. El mallorquín dejó bien claro que quería regresar a España hasta que se solucionara el conflicto estadounidense, y después de coquetear con Barcelona, Unicaja y Valencia Basket fichó por el Real Madrid, donde se ha convertido en el referente y está respondiendo con números y espectáculo a las expectativas –y a la alta ficha que tuvo que ofrecerle Florentino Pérez-.
Otros jugadores no tuvieron tan en cuenta su país de origen y sí el equipo por el que fichaban, tanto por razones económicas como competitivas. El francés Kevin Seraphin fichó por el Caja Laboral; el serbio Nenad Krstic eligió al CSKA, el australiano David Andersen fichó por el Montepaschi italiano, Sasha Vujacic firmó por el Efes turco, y los estadounidenses Deron Williams y Jordan Farmar llegaron al Besiktas turco y al Maccabi israelí respectivamente.
Los que se han ido apuntando
A medida que las negociaciones se iban complicando en Estados Unidos, varios jugadores que al principio se mostraron más reacios a firmar por otro equipo acabaron cediendo y fichando por conjuntos en los que veían reducidos sus emolumentos, pero podían continuar jugando.
Aquí quizá el caso más destacado, o el que de más cerca nos toca, es el de Serge Ibaka. El pívot congoleño internacional por España firmó por el Real Madrid ya comenzada la temporada, aunque ha tardado muy poco en adaptarse a los esquemas de Laso y en convertirse en un jugador clave.
Su compañero en los Oklahoma City Thunder Thabo Sefolosha fichó hace unas semanas por el Fenerbahce, Ronny Turiaf se decidió a volver a Francia, donde compartirá vestuario con Parker, Eyenga firmó por el Joventut de Badalona, donde sólo ha jugado dos partidos, Pachulia aceptó recientemente la oferta del Galatasaray. El israelí Omar Casspi y el brasileño Thiago Splitter han sido los últimos en decidirse, firmando por el Maccabi y el Valencia Basket respectivamente.
Lo que está por venir
Pero ante la expectativa de que la temporada ni siquiera arranque, un rumor que de cada día va tomando más cuerpo, la cantidad de nombres que se están poniendo sobre la mesa como futuribles de los mejores equipos europeos empieza a ser ya escandaloso.
Uno de los ejemplos más claros los encontramos en los hermanos Pau y Marc Gasol. Todo hace indicar que ante la falta de acuerdo en la NBA, los dos jugadores tardarán muy poco en firmar por el Barcelona, un equipo que hasta el momento se ha mostrado reacio a fichar jugadores que en cualquier momento se podrían marchar, pero que ahora, ante el cariz que ha tomado la situación, podría contratar a dos de los mejores jugadores interiores del planeta.
Ante esta posible situación, el Real Madrid deberá reaccionar, y dos son los nombres con los que más se le ha vinculado en las últimas horas: José Manuel Calderón, que vendría a cubrir esa posición de base tan carente en el equipo blanco, y LaMarcus Aldridge, un cinco dominador que se complementaría con Ibaka, y que ante sus ganas de jugar en Europa y las grandes relaciones de amistad que mantiene con Rudy Fernández y sobre todo con Sergio Rodríguez ha pasado a ser el favorito de Florentino.
Otros jugadores han sido relacionados con el conjunto blanco, aunque sus fichajes parecen más complicados. Es el caso de Dirk Nowitzki, por quien se pelea media Europa, aunque el alemán ha dejado claro en todo momento que preferiría volver a su país, o Dwight Howard, cuyas altas exigencias económicas impiden, de momento, su llegada al Viejo Continente.
En las últimas horas muchos son los nombres que han apuntado a una salida de Estados Unidos, y entre ellos se encuentran los mejores jugadores del país. Desde Steve Nash a Rajon Rondo, pasando por Kevin Durant, Stephen Curry, Kobe Bryant -quien ya estuvo a punto de fichar por la Virtus italiana- Rudy Gay o Kyrie Irving, el último número uno del Draft.
Por lo pronto, el próximo en llegar podría ser Amare Stoudemire, uno de los mejores jugadores del planeta, quien siempre ha dejado claro que le encantaría jugar en Israel, país al que acude por lo menos una vez al año por motivos religiosos. El Maccabi ya se frota las manos, como la mayoría de equipos europeos, que quieren seguir pescando en río revuelto.