Deportivo y Celta se enfrentarán este domingo en Riazor en un encuentro correspondiente a la decimotercera jornada de la Segunda División. Suena rara esta última sentencia, sobre todo a los aficionados de ambos conjuntos, pero esa es la realidad de hoy en día, y los dos conjuntos se encuentran en la categoría de plata de nuestro fútbol.
Sin embargo, hace no mucho que los dos equipos no sólo eran importantes en España, sino también en Europa. Tanto en la UEFA como en la Champions dejaron su sello los Djalminha, Mostovoi, Fran, Karpin, Mauro Silva, Makelele, Valerón o Revivo...
El Eurocelta
Hubo una época en la que el ejemplo del buen juego en nuestro fútbol no era el Barcelona, sino el Celta. La contundencia defensiva de Cáceres, el toque en la medular de Mazinho, siempre acompañado de Makelele, su perfecto escudero; la calidad de Revivo, el olfato de Penev y, sobre todo, la magia del Zar Mostovoi, todo bajo la batuta de Víctor Fernández, así lo forjaron.
En la 98-99, la primera aparición en Europa de aquél equipo, el Olympique de Marsella fue el verdugo de los celtiñas, que antes habían eliminado estoicamente al Aston Villa y al Liverpool, ganando en Anfield. La temporada siguiente los celestes infligieron dos goleadas que permanecerán en el recuerdo para toda la historia: un 7-0 al Benfica, y un 4-0 a la Juventus. Pero el menos esperado, el Lens, fue el que le apartó del camino, en cuartos. Sin embargo, aquellas goleadas le valieron para ser nombrado mejor equipo del mundo en febrero de 2000.
En la 2000-2001 fue el Barcelona, en cuartos, el verdugo del Celta, mientras que en la 2001-2002, en la cuarta participación consecutiva, fue el Slovan Liberec quien eliminó a los gallegos, y al año siguiente el Celtic de Glasgow en tercera ronda, unos resultado que, vistas las últimas campañas, dejaron decepcionada a la afición viguesa, acostumbrada ya a mejores registros
Sin embargo, el Celta volvería pronto a Europa, y con más fuerza. Fue en la 2003-2004, y no en la UEFA, sino en la Copa de Europa. Tras una brillante fase de grupos, en la que superaron al Ajax y vencieron al Milan en San Siro, fueron eliminados en octavos de final por el Arsenal, tras dos encuentros brillantes.
Aquél mismo año el Celta vivió el descenso, que acabó con aquella magnífica generación de futbolistas. Aunque el equipo regresó a Primera, ya nunca volvería a ser lo mismo y, de hecho, en la actualidad acumula cinco campañas consecutivas en la categoría de bronce.
El Superdepor
Pero aún mejor fue el Deportivo de La Coruña de Irureta. 2004 fue el año en que casi se tocó el cielo al que sólo los elegidos pueden llegar. Después de haber eliminado a la Juventus en octavos y al Milan en cuartos –con una remontada que los coruñeses nunca olvidarán, levantando el 4-1 de la ida con un 4-0 en Riazor-, los gallegos cayeron contra el Oporto de Mourinho en las semifinales.
Fue una eliminatoria extraña. En la ida el Depor fue muy superior, pero no pudo con la zaga portuguesa, terminando 0-0. Parecía muy cercano el sueño de alcanzar la final en la que, además, se medirían al Mónaco. Pero una absurda expulsión de Andrade –por hacerle una broma a Deco- y un infantil penalti de César desembocó en la eliminación de los de Irureta. La imagen de los futbolistas llorando sobre el césped de Riazor tampoco se olvidará nunca.
No fue la única oportunidad, porque el Deportivo se había acostumbrado a participar en las Champions, pero sí la más clara. De la mano de Valerón, los gallegos representaron al fútbol español en la máxima competición europea con la cabeza bien alta, pero sin la fortuna necesaria para lograr un título.
Lo mismo que había ocurrido años atrás, cuando con Arsenio Iglesias en el banquillo y Bebeto, Fran o Mauro Silva como estrellas, el SuperDepor cayó en la prórroga ante el Borussia Dortmund .
Pero aquello ya queda muy lejos. Ahora, ambos se encontrarán en el infierno del fútbol español, con Valerón y Manuel Pablo como únicos supervivientes de aquella época. Veteranos y jóvenes deberán guiar a sus equipos a volver cuanto antes a la máxima categoría y, quién sabe, quizá algún día también a Europa, para volver a repartir la magia gallega por el viejo continente.