Los equipos españoles parecen empeñados en aguar la fiesta a los egipcios, ya que, si el Barcelona le metió cuatro al Ahly en su Centenario en 2007, el Atlético de Madrid ha celebrado este jueves los cien años del otro grande del fútbol egipcio, el Zamalek, con una nueva goleada.
Diego y Salvio fueron los verdugos de un Zamalek voluntarioso pero poco consistente, y, con dos goles en cada parte, dejaron en evidencia el abismo futbolístico que separa a la liga española de la egipcia.
Sin embargo, valga en este caso el tópico, el resultado era lo de menos en la noche cairota. Se trataba de festejar los cien años de un equipo legendario en el continente africano, el Zamalek, y de demostrar que, tras la Revolución del 25 de Enero, Egipto recupera la normalidad y es capaz de acoger a visitantes que, como hicieron los jugadores del Atlético, quieran conocer maravillas como las Pirámides.
La primera parte del partido estuvo impregnada del mismo espíritu de fiesta que se vivía en las gradas. Y no solo por los tres goles que se marcaron ni por la miríada de ocasiones, sino porque, en pleno partido, se dispararon de improviso cientos de fuegos artificiales. El árbitro no detuvo el partido, y el juego continuó durante unos minutos en medio de un estallido de pirotecnia ensordecedor.
Pese al tímido dominio del Zamalek en los primeros minutos, pronto descubrió el Atlético la endeblez defensiva de los egipcios, y se hartó de meter balones a las espaldas de los laterales que fueron muy bien aprovechados por Pizzi y Reyes.
En el minuto 8, el argentino Salvio remató de primeras un buen centro del portugués Pizzi desde la derecha, y tres minutos después de nuevo Salvio culminó con el pecho una nueva triangulación entre Tiago y Pizzi. El festival de ocasiones siguió ante la impotencia de los entrenados por Hasan Shehata, que vieron cómo Salvio y Reyes perdonaron dos nuevas oportunidades clarísimas de ridiculizar a los anfitriones.
Sin embargo, los ataques demostraron estar bastante más inspirados que las defensas y en su primera aproximación de peligro, la estrella local, Shikabala, fue derribado dentro del área y el árbitro decretó el penalti. Mido, viejo conocido de la afición española tras militar en el Celta de Vigo, transformó el penalti y devolvió nuevos bríos a la afición, que ya temía una goleada.
La segunda parte comenzó con una ocasión clarísima de Shikabala, pero el Atlético fue de nuevo inclemente con los errores de los egipcios y el brasileño Diego Ribas clavó en la escuadra una falta directa a los seis minutos de salir de vestuarios.
A partir de ahí, ya no hubo mucha más historia en el Estadio Internacional de El Cairo, y los espectadores pudieron gozar de la habilidad de Diego, que marcó el cuarto tras recoger el rechace de un disparo de Salvio que dio en el larguero.
También sirvieron los segundos 45 minutos para dar la alternativa al joven lateral derecho Javi Manquillo, de 17 años, que suplió a Juanfran, y de ver al portero suplente del Zamalek, Genesh, evitar una derrota más abultada de su equipo. Poco importaba. La fiesta, el centenario de un equipo mítico en África, había transcurrido sin problemas.