El pasado martes la actual número uno del mundo, Caroline Wozniacki, se mostró muy molesta con ciertas tenistas que, a su entender, "chillan demasiado a propósito". "No lo hacen durante los entrenamientos, y en los partidos no paran de hacerlo; creo que los jueces deberían hacer algo al respecto", comentó la tenista danesa.
Una polémica que lleva ya varios años coleando, y que ahora ha vuelto a salir a la palestra, con Sharapova, Azarenka o Larcher de Brito en el centro de todas las miradas. "Si chillas realmente fuerte tu rival no puede oír cuando golpeas la bola. Puedes pensar que la bola viene lenta cuando lo hace rápido", continúa Wozniacki.
Además, según asegura El Mundo, estas tres tenistas tienen en común, además de sus potentes chillidos, el hecho de que se formaron en la escuela de Nick Bollettieri, en Florida, con lo que la teoría de que son adrede adquiere mayor peso, como una táctica instruida por su maestro para descentrar y despistar al rival.
Viktoria Azarenka, una de las más ruidosas sobre el circuito, se ha defendido, asegurando que "es parte de mi juego. No trato de despistar a nadie, es sólo una parte de mí. Llevo toda la vida jugando así, y ahora no puedo cambiarlo, ni pienso hacerlo".
Sin embargo, quizá se vea obligada a ello. Cansada ya de tanta polémica, la WTA (Women’s Tennis Association) estaría estudiando sancionar a aquellas tenistas que emitan chillidos demasiado fuertes "ante las quejas de los espectadores", asegura.
De ser así, Maria Sharapova será quien peor lo va a pasar. La rusa posee el record de los gritos más altos en una pista, llegando a alcanzar en Wimbledon los 101,2 decibelios, casi el mismo nivel que la sirena de una ambulancia.
"Los gritos forman parte del tenis desde hace años", asegura el jefe ejecutivo de la WTA, Stacey Ellester, "pero a día de hoy ha alcanzado unos niveles exagerados, sobre todo en las mujeres, cuyos chillidos son especialmente penetrantes".