La capital de Nueva Zelanda y el estadio de Eden Park son talismanes para los All Blacks. Sin embargo eso no amedrentó a los Pumas que ya batieron por dos veces, en el partido inaugural y en el tercer y cuarto puesto, al anfitrión en el pasado Mundial de Francia.
La garra de Argentina
Los anfitriones no se lo podían creer cuando al minuto treinta iban por debajo del marcador frente a los Pumas. Un ensayo del flanker albiceleste Julio Farias Cabello, transformado de forma espectacular por Felipe Contepomi, adelantaba en el luminoso a la escuadra argentina (7-6).
El entrenador de Nueva Zelanda, Graham Henry, se dio cuenta rápido que el fallo de su planteamiento estaba en la pieza esencial del mismo: Dan Carter. El apertura de los All Blacks y de los Crusaders se lesionó en la víspera del último encuentro de la fase de grupos contra Canadá y todo el peso de su responsabilidad caía en Colin Slade. La presión argentina y la garra de su ataque pudo con el joven apertura que fue sustituido tras el ensayo albicelste.
Con un nuevo director de orquesta y el sensacional pateo del hombre del partido, Piri Weepu, Nueva Zelanda empezó a demostrar su verdadero juego. Pero los Pumas vendieron cara su piel y sólo debido a un exceso de agresividad y fallos continuos, que propiciaron demasiados golpes en contra, cedieron el mando en el marcador que se fue a al descanso con una diferencia de cuatro puntos para los anfitriones (7-12).
Los anfitriones en cuartos
En la reanudación del encuentro la dinámica volvió a ser la misma. Argentina anotó un golpe de castigo que redujo la diferencia a dos puntos (10-12). Sobre el minuto cincuenta el cansancio, y el físico de Nueva Zelanda, hicieron mella en la presión Argentina que cedió otro golpe de castigo anotado por Weepu (10-15).
La firme defensa albiceleste truncaba los planes de la línea de tres cuartos neozelandesa. La única forma de conseguir puntos fue a través de Weepu que por sexta vez anotó otro golpe de castigo aumentando la diferencia a ocho puntos (10-18). A falta de doce minutos para el final del encuentro, el veterano octavo, Kieran Read, hizo el primer ensayo de los All Blacks (10-23). El sueño argentino de llegar a su segunda semifinal acababa de desvanecerse, pero no cesaron en su defensa.
Los Pumas no tuvieron más oportunidades de recortar la diferencia pero sí los neozelandeses de aumentarla. El segunda línea, Brad Thorn, consiguió el segundo ensayo de los anfitriones, que junto con otro golpe de castigo, el séptimo, de Weepu cerraron el marcador (10-33).
Nueva Zelanda se enfrentará el domingo que viene a Australia por un puesto en la final en el mismo escenario en el que han terminado con Argentina. Su estadio talismán. Eden Park.