La expresión "el País Vasco es la tierra del ciclismo" se ha escuchado desde siempre, aunque en estas fechas, con el regreso de la Vuelta a España a la comunidad 30 años después, se ha puesto más de moda que nunca. Igor Antón, tras llevarse la etapa de este viernes con final en Bilbao, iba aún más lejos, al asegurar que ésta era "la capital mundial del ciclismo".
Expresiones todas ellas tremendamente exageradas, a tenor de la realidad. Porque es cierto que el País Vasco es una tierra donde el ciclismo goza de una gran tradición, sí. Y también que la afición hacia ese deporte en la comunidad autónoma es enorme, algo que puede comprobarse en la gran cantidad de ciclistas y equipos amateurs. Pero de ahí a decir que es "la tierra del ciclismo"...
Muchos se basan en las pruebas que ahí se disputan. Y no hay duda de que la Clásica de San Sebastián goza de un gran prestigio, pero nada que ver con la Milán-San Remo, la París-Roubaix, la Lieja-Bastoña-Lieja o la Flecha Valona. También la Vuelta al País Vasco es buena, cierto, pero no es mejor que, por ejemplo y sin salir de España, la Vuelta a Burgos.
Si nos referimos a equipos, disponen de uno de nivel Uci ProTour, el Euskaltel-Euskadi, lo cual tiene mucho mérito. Además, hay que añadir que se trata de un conjunto que explota, y muy bien, la cantera de ciclistas vascos. Pero no hay que olvidar que la existencia del equipo es posible gracias a la participación de la Fundación Euskadi, cuya financiación proviene en su mayor parte de la empresa Euskaltel, de la cual José Antonio Ardanza, lehendakari entre 1985 y 1999, es el actual presidente, así como de las Administraciones vascas: el Gobierno vasco y las Diputaciones Forales de Vizcaya, Guipúzcoa y Álava.
Históricamente, tampoco ha habido una gran presencia de conjuntos vascos. En el mejor momento del ciclismo español tan solo KAS tuvo cierta relevancia, e incluso el mítico Reynolds, antecesor de Banesto y considerado por muchos como equipo vasco, era de origen navarro.
Ningún gran ciclista vasco
Y cuando hablamos de ciclistas ya sí que sobran los argumentos. De todos los grandes campeones españoles, que no han sido pocos, ¿cuántos eran vascos? La respuesta es sencilla: ninguno. Si miramos hacia los vencedores de Tour de Francia y/o Giro, encontramos a Alberto Contador, madrileño; Miguel Induráin, navarro; Perico Delgado, segoviano; Luis Ocaña, conquense; Bahamontes, toledano; Carlos Sastre, madrileño; y Óscar Pereiro, gallego.
Obviamente, ha habido ciclistas vascos buenos. Muy buenos. Abraham Olano –quien se adjudicó la Vuelta del 1998-, Iban Mayo, Igor Astarloa, Marino Lejarreta, Joseba Beloki o, más actuales, Igor Antón y Mikel Nieve, por citar algunos. Todos ellos ciclistas de calidad, pero ninguno de ellos gran campeón.
En definitiva, no se trata de criticar el ciclismo vasco. Nada más lejos de la realidad. Al contrario, es digno de admirar el fervor con el que se sigue este precioso deporte en la región, la tradición que tiene y cómo se valora esta disciplina en la comunidad. Y por ello es una gran noticia que la Vuelta a España vuelva a pasar por tierras vascas, con todo lo que ello supone. Simplemente, demostrar que tampoco es para tanto, y que ni el ciclismo vasco es la panacea, ni son la mejor "fábrica de talentos" ni, como dijo Antón, Bilbao es la capital del ciclismo.