Cesc Fábregas se sincera en una entrevista a El País. El centrocampista de Arenys de Mar, que el pasado viernes marcó dos de los tres goles con los que la selección española se impuso a Chile (3-2) en un amistoso en St. Gallen (Suiza), dice que éste era el último año en el que tenía opciones para irse del Arsenal al Barcelona, el único club por el que iba a fichar.
"Estábamos en cuatro competiciones (con los gunners): la Copa de la Liga, la Copa, la Champions, la Premier, en la que éramos segundos... Al final, aflojamos y... nada. Pero tampoco es por no haber ganado, no. Llevaba tiempo con la idea de volver y cuando el Barça mostró su interés... Lo que tenía claro es que o me iba al Barça o seguía en el Arsenal. Nunca pensé en irme ni por dinero ni por otra motivación que no fuera volver a casa. Nunca me llegué a plantear otra opción", asegura el centrocampista.
Preguntado por si hubiera deseado jugar en el Real Madrid, Cesc se limita a decir que "desde los 18 años" siempre tuvo ofertas para salir del Arsenal. Y también se encarga de defender al técnico francés Arsene Wenger, que ha sido su entrenador durante ocho años en el conjunto londinense. "Hay una imagen equivocada de él (Wenger). Si no hubiera sido por él, ahora no sería jugador del Barça porque no habría debutado a los 16 años, no habría jugado con 18 una final de la Champions, no habría sido con 20 el capitán del equipo... Sin él, a saber dónde estaría", responde Cesc, que más concretamente agradece al preparador galo su colaboración porque "ayudó con los dueños del Arsenal, que no querían venderme bajo ningún concepto. Les convenció. Presionó para bajar el precio".
El cambio de Londres a Barcelona ha sido fácil, aunque a Cesc lo que más le ha asombrado es lo "mecanizado" que está el equipo que dejó con 16 años. "Hay cosas que debo pillar. La gente se queda con los goles, pero yo veo otras cosas. En especial, a nivel defensivo. No he visto nunca a un equipo que esté tan concentrado en la transición ataque-defensa. Jugar contra el Barça es muy complicado, pero jugar en el Barça tampoco es tan fácil. Ése es el reto", asegura un Cesc que confiesa tener "la sensación de que les estorbo un poco todavía, pero que son tan buenos que lo arreglan y lo disimulan".
"Intento interpretar sus pases, trato de aprovecharme de eso en el ataque. Debo adaptarme a ellos. Defensivamente, tengo mucho que aprender", señala Cesc, que comprendería que fuera suplente. "Es evidente que sólo los futbolistas como Xavi, Iniesta o Messi podrían quejarse por falta de minutos. Y si ellos no se quejan... Les debo un respeto, así que jugaré cuando me toque", señala al respecto.