La decisión de la Liga, tomada unos meses atrás y confirmada este lunes, de modificar los horarios de la jornada de tal forma que ningún partido coincida con otro y haya fútbol durante prácticamente todo el fin de semana ha propiciado un caluroso debate entre los que piensan que es una buena medida –los menos- y los que la critican fervientemente.
Por un lado encontramos –sobre todo las televisiones, instigadoras de este cambio- quienes argumentan que es una fórmula que permite llegar a más amplitud de mercado internacional, uno de los objetivos primordiales. Habida cuenta de la trascendencia que tiene nuestra Liga a nivel global, se trata de rentabilizar al máximo la misma exportándola a todo el planeta.
Además, como aseguraba Roures este mismo martes, "con diferentes partidos desde el mediodía hasta la madrugada, los aficionados podrán ver todos los partidos y no tener que elegir entre unos y otros". Además, el propietario de Mediapro asegura que la mayoría de los equipos –con el Atlético de Madrid a la cabeza- pretendían este cambio.
En el otro lado encontramos, sobre todo, el que debería ser el principal sustento de este deporte: el aficionado. Como comenta As, "será bueno para el aficionado televisivo, que tendrá todo a mano, pero no para el que va al campo", que deberá readaptar sus costumbres y no sabrá a qué horarios atenerse en ningún momento, pues hasta pocos días antes del partido no conocerá si su equipo jugará sábado por la tarde, sábado por la noche, domingo por la mañana, domingo por la tarde, domingo por la noche o lunes por la noche, más allá de los horarios intempestivos a los que terminarán los partidos tanto el sábado como el domingo.
También varios futbolistas se han quejado, sobre todo en relación a las elevadas temperaturas que tendrán que sufrir en los partidos más tempraneros. Porque claro, no es lo mismo jugar a las cuatro de la tarde en pleno agosto en España que hacerlo, por ejemplo, en Inglaterra.
El fútbol aficionado no se ha quedado atrás. Con Maximino Martínez, presidente de la Federación Asturiana de Fútbol, al frente, se ha quejado de estos nuevos horarios asegurando que "es la muerte del fútbol aficionado", durante una entrevista en Radio Marca. "Debe haber una franja horaria adecuada para la cantera y que no sea invadida por el fútbol profesional", ha asegurado el mandatario asturiano, que el martes tiene prevista una reunión con Ángel María Villar para expresar su indignación.
"Esperamos que se tomen las medidas oportunas porque de lo contrario la competición se vería alterada", ha asegurado Maximino, a quien ya se le han unido, de momento, trece federaciones territoriales, decididas a apoyar su reivindicación asegurando que de no haber cambio están dispuestas a no comenzar la Liga en todas sus categorías.
Pero sin duda el principal perjudicado de todo este caso será la radio. Más allá de la nostalgia del carrusel, de saltar de estadio en estadio, lo que está claro es que no hay emisora que pueda rentabilizar la retransmisión única de partidos que sólo tienen interés para las aficiones locales. Si a ello le añadimos que la LFP pretende desde esta temporada cobrar un canon a las emisoras para que éstas puedan retransmitir los partidos, la muerte de la radio parece asegurada y, con ella, de la magia del fútbol narrado.